Se le vino el mundo encima. El diario inglés “Financial Time” publicó en las páginas de su edición del último sábado del pasado mes de enero, un reportaje de su corresponsal en México, Sara Silver, en el que entre otras cosas escribe sobre el manejo de las donaciones captadas por la fundación Vamos México, presidida por Marta Sahagún de Fox, aseverando esa reportera que el pasado mes de mayo se le entregaron estados financieros parciales del año 2002 de los que se desprende que en sus primeros l5 meses recaudó una cantidad de 153 millones de los que entregó en donación a instituciones de beneficencia sólo 46 millones. La fundación aplicó en ese lapso un poco más de 32 millones a gastos generales: administración, recaudación de fondos y operaciones. En esos estados financieros no se hace la distinción entre donativos en efectivo y en especie. Una vez auditados no aparecen en Internet. Se prescinde del desglose de gastos de operación, de administración y de recaudación de fondos.
Hay un rehusamiento a revelar los nombres de 93 personas físicas o morales que donaron un promedio de 40 mil dólares, cada uno, en el año 2002. Se acepta dinero proveniente de compañías que pudieran provocar un conflicto de intereses. Los llamados supermercados le preguntan al cliente si se cierra la suma de cobro, entendiéndose que es para uso de una institución de beneficencia ignorándose lo que se recauda por ese concepto. Y aquí mejor le paro.
A todo lo hasta aquí narrado se refiere el reportaje de marras. La primera dama Marta de Fox, reaccionando a lo dicho por la reportera Silver, en improvisada y rápida conferencia de prensa, soslayadamente calificó de mentira, calumnia, difamación y manejo tendencioso lo expuesto en la publicación de diario Financial Time, indicando que como presidenta de la fundación ponía a disposición de los interesados la información que comprende el origen y destino de sus recursos.
Lo que quedó claro, de lo que dijo, es que no hay nada claro. Tal parecería que es suficiente con decir que lo dicho en el reporte periodístico es una invención para que por obra y gracia de la credulidad las cosas queden en orden. No es así. Esto no quiere decir que tenga dudas sobre la integridad moral de la señora de Fox. Ni por un instante he pensado que hubiera algo sucio en el manejo de lo recaudado por la institución que ella dirige.
Lo que sí creo es que hay un descuido por lo que ve a lo que hacen quienes colaboran a su lado. Estoy, claro, tratando de encontrarle la cuadratura al círculo. No es que yo considere un dechado de pureza a las personas que se dedican a la política, pues la verdad es que de política sabe lo que yo sé sobre ciencias exactas. De pronto se ha dado cuenta que se puede hacer política sólo porque en un golpe de suerte su actual marido resultó electo Presidente. Eso la favorece, la de no ser política. En la conferencia de prensa a la que cito mostró su ausencia de malicia, uno de los ingredientes que a un político lo hace político. Un político acusado de malversar fondos se queda quieto y espera que la parte acusadora demuestre fehacientemente su dicho.
Debemos ser renuentes a aceptar lo que en el extranjero se dice. Aquí en este espacio hemos dicho muchas cosas mostrando nuestro desacuerdo con la tesis de que quien es popular tiene un diploma que le autoriza a gobernar. No es así, pues de serlo los artistas de telenovela en las elecciones en que se escogía a nuestros diputados federales no obstante ser famosos y reconocidos por el cariño del público fueron de plano rechazados. La reputación de político no se adquiere por ósmosis. Se requiere algo más.
Volviendo al tema el siguiente paso corresponderá darlo a la corresponsal del diario inglés. La señora de Fox le bastará con presentar ante la fiscalía correspondiente una denuncia o querella por los delitos que resulten en contra de quien publicó la infamia. Los dueños del periódico se verán obligados a reconocer que actuaron con una gran ligereza. No es posible que hayan puesto a nuestra distinguida compatriota en un banquillo de cara contra la pared. Los comunicadores deben ser castigados por su osadía. A menos que …