Los protosaurios eran una especie depredadora de reptiles que poblaron el planeta hace unos 280 millones de años y se caracterizaban por un cuello que generalmente era tan largo o más que el tronco.
Washington, (EFE).- El hallazgo del fósil de una nueva especie de reptil marino en el sur de China ha ayudado a los científicos a explicar el largo cuello de los protosaurios y ha puesto fin a uno de los grandes misterios de la zoología.
Según un estudio publicado en la revista Science, el hallazgo de un fósil del "Dinocephalosaurus orientalis" ha permitido establecer una relación entre el tamaño del cuello de estos animales y la captura de sus presa en el agua para alimentarse.
Los protosaurios eran una especie depredadora de reptiles que poblaron el planeta hace unos 280 millones de años y se caracterizaban por un cuello que generalmente era tan largo o más que el tronco.
En la nueva especie, el cuello era el doble de largo que el tronco (1,7 metros frente a menos de un metro). Por otra parte, algunas de las vertebras cervicales estaban directamente conectadas a vertebras del cuello.
Hasta ahora, los científicos creían que la longitud del cuello se debía a un patrón de crecimiento más que a una adaptación funcional específica.
Sin embargo, el hallazgo del fósil del "Dinocephalosaurus orientalis" ha proporcionado nuevas pistas que sugieren que el cuello de esos animales, con 25 vértebras, era un arma muy efectiva para capturar sus presa en el agua, señaló el artículo.
"Finalmente, hemos explicado el objetivo funcional de ese cuello largo y extraño. Le permitía un ataque perfecto sobre su presa, que era generalmente un pez o un calamar", señaló Olivier Rieppel, autor del estudio y presidente del Departamento de Geología, Anfibios y Reptiles Fósiles del Museo Field, de Chicago.
Para muchos depredadores en el agua, la aproximación provoca una onda que alerta a su presa y los cocodrilos, con su cabeza plana, han resuelto el problema mediante un acercamiento lateral que minimiza esa presión.
El estudio del fósil reveló que los protosaurios tenían un método diferente, indicaron los científicos.
Cuando se lanzaba hacia su presa, las paredes del cuello se expandían para aumentar el diámetro del esófago. Esa maniobra creaba una fuerza de succión que elimina la presión del agua arrastrando consigo el alimento del animal.
La succión de esos animales era diferente a la utilizada por otros reptiles, como las tortugas.
"En vez de abrir el hocico para atraer a su presa, los dinocephalosauros expandían todo su cuello", manifestó Michael LaBarbera, profesor de biología y anatomía de la Universidad de Chicago.
Además, el largo cuello era una forma de engaño que utilizaba este protosaurio.
"Para un pez en aguas turbias, la cabeza de un dinocephalosauro habría tenido la apariencia de un animal de su propio tamaño, pero cuando el pez veía el enorme cuerpo que había detrás, ya se había convertido en almuerzo", explicó LaBarbera.
"El dinocephalosauro nos ha dado nueva luz sobre la evolución de los protosaurios y la morfología funcional de estos reptiles marinos de largo cuello", indicó Chun Li, investigador del Instituto de Paleontología Vertebral y Paleoantropología de la Academia China de Ciencias de Pekín.