SUN-AEE
MÉXICO, DF.- El venezolano Franco de Vita tenía una deuda con el público mexicano. Ofreció un concierto para saldarla, pero al final sólo se pudo dar cuenta de que la deuda se hacía más grande, por el cariño de su público, que aunque contado, lo conoce a la perfección y espera ansioso el siguiente acorde.
Así se reunieron más de 500 personas a un costado del Auditorio Nacional, en un lugar al que se le ha bautizado como el Lunario, aunque la luna nunca se dejó ver durante la noche lluviosa, la cual esperaba a los que luego de dos horas de concierto abandonaron el lugar.
El ambiente era diferente, acá no hay butacas ni los clásicos clichés que embargan un concierto masivo, pero sí pequeñas mesitas circulares en las cuales se arremolinaban amigos, fanáticas, parejas, compositores y cantantes, estos últimos tal vez para aprender algo de este venezolano que ha marcado a muchos con su lírica y música.
Parecía bueno hacerse esperar un poco más, al fin si ya habían pasado cinco años desde su último concierto, qué diferencia hacían unos 50 minutos después de la cita.
Pero ese no fue tiempo perdido, Edgar Oceransky empuñó su guitarra y trató de calentar los ánimos; respetuosos y atentos los asistentes lo escucharon, aunque a él no lo venían a ver y luego de sus tres canciones la ansiedad para algunos se comenzó a traducir en emoción.
Por fin el cantante e intérprete apareció en el escenario y tuvo a bien recordar el saldo negativo que le acumularon sus años de ausencia.
"Vaya si hasta tengo un club de fans", dijo sorprendido De Vita, cuando una mujer del público le lanzó una camiseta rotulada con motivos relacionados con su trabajo.
Detrás del micrófono, del piano o de la guitarra, Franco comenzó a interpretar temas que de inmediato remiten a un espacio y tiempo determinado. Latino, Cálido y Frío, Será y Tú de qué Vas, primer sencillo de su más reciente disco, Stop, fueron las que utilizó para dar inicio a su concierto.
Y luego para no decepcionar a nadie ofreció un popurrí para darle gusto a todos.
Pero la sorpresa de la noche se dio cuando este hombre de gran trayectoria hizo reconocimiento público a Reyli, quien se encontraba entre la gente.
"Que suba al escenario para que cante con nosotros", instó De Vita y el chiapaneco subió al escenario para cantar "Desde que llegaste".
"Esta canción me ha dado muchas satisfacciones y quiero agradecerle a Franco el que me haya invitado al escenario", dijo antes de entonar dicha canción.
Luego de la pequeña participación, seguirían las que sin duda se han grabado en la memoria de muchos. Louis, Te Amo, Soledad, No Basta y Si Tú no Estás cerraron el íntimo concierto.
Pero la gente no deseó moverse de sus lugares hasta que De Vita se apareciera nuevamente. Y así lo hizo, para cantar finalmente Buen Perdedor y Traigo una Pena, con las cuales se despidió.