AGENCIAS
WASHINGTON, EU.- La Comisión Nacional que investiga los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 quiere saber porqué el Gobierno del presidente George W. Bush no ha entregado documentos de la administración anterior, informó ayer la prensa.
Según los diarios “The Washington Post” y “The New York Times”, la Casa Blanca ha impedido que se entregue a los investigadores casi el 75 por ciento de unas 11 mil páginas en documentos del Gobierno del presidente Bill Clinton (1993-2001) solicitados por su relación con la lucha antiterrorista.
Bruce Lindsey, un abogado que representa a Clinton en asuntos vinculados con documentos, dijo que le preocupa que “la Comisión investigadora llegue a conclusiones sobre hechos a partir de documentos incompletos”.
La Casa Blanca ha confirmado que retuvo varios documentos secretos de los archivos de Clinton pero, según el portavoz presidencial Scott McClellan, eso se debe a que “algunos documentos estaban duplicados y otros son “altamente secretos”.
El director ejecutivo de la comisión, Philip Zelikow y el abogado de la misma Daniel Marcos mantienen conversaciones con los abogados de la Casa Blanca para determinar la relevancia de algunos de esos documentos, dijo Al Felzenberg, portavoz de la comisión investigadora.
Los documentos presidenciales en Estados Unidos quedan sellados, por Ley, durante cinco años después de que el jefe de Estado abandona el cargo, pero se ha hecho una excepción con los documentos de la época de Clinton para que esta comisión investigadora pudiera verlos.
Los investigadores pidieron a los Archivos Nacionales que compilaran los documentos, pero su entrega a la comisión debe ser aprobada por la Casa Blanca.
Al banquillo
La comisión que investiga los atentados terroristas recibirá el jueves próximo a la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, quien declarará en público y bajo juramento acerca de la política antiterrorista del Gobierno de Bush.
Hasta la semana pasada, la Casa Blanca se opuso a que Rice compareciera en público y bajo juramento ante esa comisión.
La sesión con Rice, que durará dos horas y media, es el evento político más esperado en Washington por los intentos de la comisión para determinar si hubo negligencia por parte del Gobierno de George W. Bush, para prevenir o evitar los ataques terroristas de 2001 a Nueva York, Pensilvania y la capital estadunidense.
El foco de atención de los miembros de la comisión en el testimonio de Rice, estará centrado en la explicación que les ofrezca sobre los informes de inteligencia que recibió del gobierno de Bill Clinton sobre posibles ataques terroristas a Estados Unidos y otras amenazas a la seguridad nacional del país, antes de los atentados de 2001.
La audiencia pública con Rice, que hablará bajo juramento, es la claudicación de Bush ante las críticas y los escándalos políticos que circulan alrededor de los ataques terroristas de 2001.
Richard Clark, exencargado de las acciones antiterroristas en el Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, acusa a la administración de Bush de haber ignorado las advertencias que recibió de parte de los servicios de inteligencia sobre la posibilidad de un ataque terrorista de gran magnitud a Estados Unidos, que grupos como Al Qaeda preparaban desde mediados de la década pasada.
Clark, autor también de un controversial libro sobre el tema, en el que asegura que sus advertencias fueron desapercibidas por la obsesión del Gobierno de Bush de preparar la guerra contra Irak señala directamente a Rice como una de las responsables de la negligencia de la Casa Blanca para prevenir los ataques del 11 de septiembre de 2001.
La consejera de Seguridad Nacional aceptó públicamente que en agosto de 2001, tres meses antes de los ataques terroristas, informes de inteligencia que recibió le advertían sobre la posibilidad de que el ataque terrorista que se cernía sobre Estados Unidos se ejecutara con aviones comerciales usados como misiles para impactar los blancos designados por los terroristas.
Tras el escándalo por el libro de Clark y su testimonio ante la comisión, Rice primero rechazó haber recibido el informe, pero horas después de haberlo negado, se corrigió cuando los medios de comunicación publicaron parte de sus palabras sobre el asunto de los aviones: “Se me hacía imposible que alguien pensaba atacar con aviones”, declaró a manera de justificación.