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MÉXICO, DF.- La Arquidiócesis de México calificó como indignante que “con el dinero del pueblo viva una clase política groseramente ignorante, corrupta, frívola, egoísta, que no busca el bien común, ni siquiera el de su electorado, sino sólo el interés inmoral de la camarilla, de los negocios ilícitos, la permanencia patológica en el poder y el enriquecimiento a toda costa”.
En el editorial de su semanario “Desde la fe”, la jerarquía de la Iglesia católica en México aseguró que el país “padece una descomposición política” que lo único que ha dejado a la ciudadanía es una “visión pesimista y desencantada del quehacer político”.
Por lo que hizo un llamado a los políticos mexicanos a “renunciar a la mentira y a la corrupción”.
Precisó que todavía es tiempo de “no ceder a la tentación del robo, de recuperar la auténtica vocación política que no es el poder por el poder, sino el poder que sólo se justifica cuando se convierte en servicio”.
Al mismo tiempo pidió que “restituyan al pueblo de México lo que de manera inmoral le han arrebatado”, para que puedan alcanzar el perdón de Dios.
La Arquidiócesis de México establece en el documento que en el país se ha presentado “una cadena interminable de escándalos” que demeritan la labor del quehacer político, de manera que cuestiona a los creyentes católicos “si aún se puede creer en los políticos; ¿no son ellos quienes al traicionar los acuerdos y las promesas le han quitado toda credibilidad a su palabra?, ¿algún ciudadano todavía puede creer en su honestidad?”.
“El último escándalo de soborno y corrupción es sólo una muestra del cáncer de la corrupción que secularmente ha agobiado y destruido al país”, señaló.
A la jerarquía católica “preocupa el alarmante deterioro no sólo de la clase política, sino también el consecuente deterioro de las instituciones”. De manera que establece que el funcionamiento de la sociedad sólo puede ser posible si se sustenta en la confianza.
“No nos hagamos ilusiones: sin credibilidad es imposible gobernar; sin un marco moral, el ejercicio del poder se vuelve destructivo; sin honestidad, nuestro país no podrá progresar”, indica.
Y explica, desde su óptica, lo que sucede en el quehacer político cuando falta esa visión: “Carente de ética y de valores (la política) irremediablemente conduce a la corrupción y a la perversión”.