ATENAS, GRECIA.- Para los futbolistas iraquíes, la importancia de las Olimpiadas no es codearse con algunos de los mejores jugadores del mundo o el atractivo de alcanzar el oro olímpico en Grecia.
Para ellos las Olimpiadas representan su oportunidad para restaurar el orgullo nacional y para llevar algo de consuelo y esperanza a la gente de su país acosado por la guerra.
No obstante, Irak, que superó difíciles obstáculos en el camino rumbo a Grecia, aprovechó la ocasión y venció a Portugal 4-2 en el primer partido de su grupo en Atenas el jueves y ayer superó a Costa Rica 2-0.
Las noticias diarias sobre la destrucción y el derramamiento de sangre en su país natal impulsarán a los jugadores iraquíes a dar lo mejor de sí, según su entrenador, Adnan Hamd.
"Los jugadores hablan acerca de las malas noticias y están muy preocupados por sus familias en Bagdad y otras ciudades", dijo Hamd.
"Pero, sabes algo, esto tan sólo nos da mayor determinación para hacer feliz a la gente en Irak en medio de la difícil situación de nuestro país. Intentaremos hacer que nuestros compatriotas se enorgullezcan", añadió.
Ovejas pastando
Los jugadores iraquíes ya no viven con temor a Uday Hussein, hijo del derrocado líder Saddam Hussein y ex jefe del comité olímpico y la asociación de futbol de ese país, quien solía pegarles en las plantas de los pies por errores en la cancha.
Uday y su hermano Qusay murieron a manos de tropas estadounidenses el año pasado en julio, luego de que fuerzas dirigidas por Estados Unidos derrocaran a Hussein.
Con estadios destruidos durante la invasión dirigida por Estados Unidos y canchas convertidas en hospitales o cementerios, el equipo de futbol de Irak todavía enfrenta enormes obstáculos.
Los jugadores se han visto obligados a compartir con rebaños de ovejas el uso de irregulares canchas de entrenamiento, ya que el ejército estadounidense convirtió el estadio principal en Bagdad en una base para estacionar sus tanques.
"Todavía hay muchos problemas", dijo Hamd, cuyo equipo Sub-23 desafió las probabilidades para llegar a los cuartos de final de la Copa Asiática el mes pasado en China.
"Luego de la Copa Asiática tuvimos dos días de entrenamiento en Bagdad pero algunos jugadores no pudieron llegar porque el ejército estadounidense cerró carreteras y no se les permitió salir", indicó.
Celebraciones en Bagdad
Preocupado por el caos en Irak, el predecesor de Hamd, el alemán Bernd Stange, renunció el mes pasado diciendo que temía por su vida debido a la creciente violencia.
No obstante, Irak está acostumbrado a luchar contra la adversidad. Calificó para la Copa Asiática a pesar de haber tenido que jugar los partidos "de casa" en Jordania, para lo cual los jugadores tenían que hacer un difícil viaje en autobús.
Cuando el equipo aseguró la calificación para Atenas con una victoria de 3-1 contra sus acérrimos rivales de Arabia Saudita en mayo, Bagdad fue sitiada con disparos en las calles y llamas que iluminaban el cielo.
Irak solamente ha ganado una medalla olímpica en su historia.
Una medalla de bronce en halterofilia en los Juegos de 1960 en Roma. Pero Hamd y sus compañeros están en una misión por ganar una segunda medalla para su país.
"Sabemos que la gente en Irak está rezando para que el equipo olímpico obtenga un buen resultado en Atenas", dijo Hamd.
"Es difícil para nosotros jugar con todos los problemas pero debemos jugar con confianza (...) para llevarle esperanza y orgullo a la gente de Irak", dijo.