EL PAÍS
FRANCFORT, ALEMANIA.- Nadie esperaba en la Feria del Libro de Francfort que la elegida fuera Elfriede Jelinek, ni siquiera sus propios editores. “Nos cayó totalmente de sorpresa”. Ésa fue la respuesta que dieron, en momentos distintos, tanto quienes publican su obra novelística, Rowohlt, como la editorial Berlín, que es la que se ocupa de su teatro. En Mondadori, el sello español en el que aparecieron Los excluidos y La pianista, no hubo tampoco un gran estruendo al saberse la noticia, posiblemente porque ambas novelas, que aparecieron hace tiempo, estaban ya descatalogadas.
El ritmo de trabajo en la agencia literaria Julio F.-Yáñez cambió radicalmente ayer a mediodía. Cambió el ritmo y aumentó la presión. Montse Yáñez, la encargada de mover los derechos de una larga lista de autores -entre los que están los de Rowohlt y, por tanto, Jelinek-, ya está familiarizada con el barullo de los Nobel. Hace dos años el elegido fue Imre Kertész, que también forma parte de su catálogo. Lo ya sabido, pues: nuevas ofertas, colas ante su mesa, negociaciones. Al final de la tarde ni siquiera quería dar por concluido lo que ya se conocía. “Falta el definitivo sí de la autora”, comentaba.
Un sí que hay que dar prácticamente por descontado. Mondadori volverá a publicar La pianista (en noviembre) y Los excluidos (el próximo año), Destino sacará el ansia (que estuvo en Versal-Catedra) y Serán El Aleph (en castellano) y Edicions 62 (en catalán) las que traduzcan por primera vez una de su novelas más duras y provocativas: Las amantes.
El sumo pontífice de la crítica literaria alemana, Marcel Reich-Ranicki, se manifestó “muy contento” con la elección de Jelinek y con que se premie de nuevo a un autor que escribe en alemán.
Según el servicio informativo Spiegel Online, Reich-Ranicki definió a la galardonada como “una escritora fuera de lo común que rompe todos los moldes, extremadamente radical y muy controvertida”.