BUENOS AIRES, (Reuters) - La tradición argentina dice que la sensual ceremonia del tango la bailan un hombre y una mujer. Pero en Buenos Aires, parejas gays desafían la historia y se reúnen semanalmente en una discoteca para danzar abrazados.
Tomadas de la mano, las parejas homosexuales de hombres y mujeres se mueven en la milonga -nombre coloquial de la fiesta de baile de tango- de una forma que dejaría perplejos a los antiguos tangueros, que creen que el género es "cosa de hombres".
"Lo calificamos como milonga gay para que todas las personas que asistan sepan que pueden encontrarse a dos hombres o dos mujeres bailando y no se asombren por eso", dijo Edgardo Gargano, que da clases de tango en la discoteca La Marshall, llamada así en homenaje a la actriz Niní Marshall.
Para perfeccionar el baile, antes de la milonga, dos profesores enseñan a sus alumnos -gays en su mayoría- los distintos aspectos de la danza, que se caracteriza por sus movimientos sensuales.
"Los alumnos y la gente gay están muy eufóricos, porque saben que es el único lugar donde pueden bailar tango", aseguró Gargano.
Según la tradición tanguera, durante el baile, el hombre debe "llevar" a la mujer, quien debe seguir los pasos masculinos. Pero al bailar entre hombres, las cosas son diferentes.
"No es lo mismo una chica que puede pesar 50 o 60 kilogramos a un hombre que llega a los 80 o 90. La mujer tiene el cuerpo más flexible y el hombre tiene que anticipar algunas marcas propias de la técnica de baile para que el compañero se dé cuenta de lo que quiere hacer", explicó Gargano.
Al finalizar la clase, que comprende tanto a alumnos principiantes como a avanzados, bajan las luces, sube el volumen de la música y unas 30 parejas -entre las que también hay heterosexuales- "gastan las tablas" al ritmo popularizado por Carlos Gardel.
MECA GAY
Luego de que la legislatura local permitiera en el 2003 las uniones civiles entre personas del mismo sexo, Buenos Aires se ha convertido en un destino turístico preferencial para las parejas gays y lesbianas, ya que es la primera metrópoli de América latina que legalizó estas uniones.
Considerada una ciudad permisiva y liberal por los homosexuales, Buenos Aires ofrece, entre otras opciones, decenas de discotecas gays.
"Pero en nuestra milonga tiene mucha importancia la parte del baile. Los mismos alumnos buscan que La Marshall no se transforme en un lugar para el levante (conquista amorosa)", expresó Edgardo Gargano.
La posibilidad de bailar tango sin ser discriminado por las demás parejas de baile es también un atractivo turístico, y por eso La Marshall recibe cada noche personas de otros países que no resisten la atracción del tango.
"En enero nos encontramos con la sorpresa de que el 50 por ciento (de los asistentes) eran turistas españoles, ingleses, alemanes, latinoamericanos y estadounidenses en su mayoría", dijo Roxana Gargano, organizadora de la milonga.
"Les atrae encontrar un lugar donde no hacen problemas por si uno es gay o no", acotó.
Cuando el tango nació a principios del siglo XX en los suburbios marginales de Buenos Aires -que estaban saturados de inmigrantes europeos-, en muchas ocasiones era bailado por parejas de hombres.
"Pero era para que los hombres de menos experiencia aprendieran a bailar y así, cuando se hacían los bailes, pudieran invitar a danzar a las chicas mas lindas", aclaró Edgardo Gargano.
Pero las noches de La Marshall proponen destruir esa imagen y empujar la "liberación sexual" del tango.