El presidente de la Casa Tíbet de México asegura que la visita de este personaje no tiene carácter político, sino el deseo es compartir un mensaje de paz.
30 de septiembre 2004.
México, (SUN-AEE).- No, no es un rock star , pero sí es una estrella espiritual, responde Marco Antonio Karam, presidente de la Casa Tíbet de México cuando se le pregunta por el despliegue masivo que se le ha dado a la vista del Dalai Lama, nombre que significa Océano de sabiduría .
¿A qué viene?, es otra de las preguntas para el organizador de la visita, quien de inmediato niega que se trate de una gira de carácter político.
"Debemos insistir en que el objetivo de esta gira es compartir un mensaje de paz, no buscamos confrontación política, pero no le tenemos miedo", dice Karam.
La Gira Mundial por la Paz 2004, que comenzó este año en Canadá y continuará en Latinoamérica y tiene como destino próximo México, debe difundirse masivamente porque pretende transmitir su mensaje de armonía y esperanza, así como la promoción de derechos humanos, paz religiosa y tolerancia mundial, con la mayoría de mexicanos, argumenta la Casa Tíbet de México.
Desde la perspectiva de Eugenio Anguiano, ex embajador de México en China, en esta visita no se ha escatimado en gastos de publicidad ni esfuerzos de relaciones públicas en casi todas las esferas sociales, y con ello, considera, pareciera que se busca alcanzar el más alto rating publicitario, como si fuera un espectáculo comercial en vez de uno cultural o religioso, que si se mantuviera dentro de tales límites, dice, no provocaría controversias.
Marco Antonio Karam justifica este despliegue publicitario en medios electrónicos y prensa el cual, aclara, ha sido gratuito, es válido para una personalidad que traerá herramientas de transformación positiva a la sociedad mexicana.
"Se vale, porque si nosotros dedicamos infinitos recursos para poder traer a U2 para un concierto a México que no aporta nada, por qué no generar condiciones para que una persona que puede tener un impacto de transformación profunda en la sociedad mexicana haga lo mismo", señala Karam, e informa que incluso se prevé que haya transmisión simultánea en las televisoras mexicanas, como cuando ha estado el Papa en México.
Las ganancias de los dos eventos donde se cobrará costearán los gastos primarios de la visita, pues el Dalai Lama no cobra un quinto por su estancia en México y no recibe ni permite donativos, detalla Karam.
Pero en caso de obtener ganancias, dice, el Comité Organizador de la visita, conformado por el Instituto Loseling y la Casa Tíbet de México, se comprometió con el gobierno federal a donarlas a caridades nacionales.
Esta es la segunda visita del Dalai Lama a México. La primera vez, en 1989, fue recibido como líder religioso por el entonces presidente Carlos Salinas.
Y, aunque la comunidad mexicana, que tiene al budismo como su tradición espiritual primaria, está conformada por unos 7 mil mexicanos en todo el país (de 3 a 5 mil en el DF), la presencia del Dalai Lama en México del 3 al 8 de octubre ha logrado vender aproximadamente 19 mil localidades en el Auditorio Nacional y en el Teatro Metropólitan, para encontrarse con mexicanos allegados de alguna forma al budismo tibetano.
Pero si se habla de las personas que de alguna forma están allegados al budismo, ya sea sólo por interés o como complementariedad espiritual, o aun profesen otras religiones, llegan a ser 30 mil mexicanos, señala Verónica Fragoso, directora de Programas y Desarrollo del Instituto Loseling.
Fragoso, quien desde el 2000 practica el budismo tibetano ? que en todo el mundo tiene 3 millones de seguidores?, afirma que las personas relacionadas con esta práctica son cada vez más en México, debido a la crisis espiritual que existe en el país.
Para las Iglesias católica y cristiana, esta visita representa el respeto al diálogo interreligioso, pues en todas las religiones, dicen, hay algo bueno.