Esta semana, dos noticias surcaron el firmamento de la información nacional. Una, referente a la tercera renuncia que un secretario de Estado le presenta al presidente Vicente Fox. La otra relativa a la terminación del noticiero “El Mañanero”, conducido por Brozo, quien diariamente desde la mesa chacotera nos informaba con un estilo único en su género.
De ambos acontecimientos derivan lecciones importantes. De la forma en que renunció Felipe Calderón surge a mi juicio una lección que se sustenta en la congruencia, la ética política y la dignidad, en la que me parece que Felipe tiene la razón, no obstante algunos comentarios que he leído en contrario.
En caso de la decisión de Brozo, que involucra una renuncia a mantener en el aire el noticiero mencionado, deriva una lección de vida que tiene qué ver con el gran amor que siente por su esposa Carolina, recientemente fallecida.
Aunque los dos acontecimientos se producen en el ámbito nacional, se pensaría que nada los une. Pero estimo que de ambos surgen lecciones que debemos tomar en cuenta, porque entrañan variantes a las ignominiosas y mercantilistas conductas del pasado que como muchas otras cosas van quedando atrás.
Para quienes están bien enterados de lo que sucede en el país, está claro cuáles fueron los motivos por lo que el ex secretario de Energía, Felipe Calderón, le renunció al presidente Vicente Fox, por lo que estimo innecesario repetirlos. Pero la cuestión que ha dividido a la opinión pública es si Felipe hizo bien o mal al reaccionar de esa forma y si el Presidente estaba en lo correcto al llamarle la atención públicamente.
De entrada diré que yo estoy de acuerdo con la renuncia de Calderón, porque es indigno aceptar un regaño público y continuar en el cargo cuando ese regaño proviene de una persona que, como Fox, no tiene calidad moral para andar reprendiendo a nadie por haber realizado un acto de campaña anticipadamente a los tiempos políticos.
Ya se ha mencionado, pero vale la pena reiterarlo. Si Vicente Fox dejó prácticamente abandonadas sus tareas como gobernador para ir con muchísima anticipación en pos de la candidatura del PAN a la Presidencia de la República. Si se saltó todas las normas internas del partido y prácticamente lo secuestró. Si no les ha hecho ni una sola llamada de atención a Marta, a Santiago, a Pancho Barrio y otros más que andan igual que Felipe en busca de la nominación a la Presidencia, entonces con qué cara reprende a Calderón.
Hay quienes sostienen que Calderón Hinojosa violó el reglamento de elección de candidatos a cargos de elección popular del PAN y que por ese motivo el Presidente estaba en lo correcto al reprenderlo. Pero ese mismo argumento me lleva a considerar que si lo que estaba violando Felipe era el reglamento interno del Partido, Fox debió dejar que fuera el presidente del PAN, Luis Felipe Bravo, el que reprendiera a Calderón y no él.
Fox bien pudo haber declarado que el hecho de que Felipe participara en un acto de “destape” era un asunto que debía tratarse en las instancias internas del Partido;y, eso sí, en privado, haberle dicho al impetuoso de Calderón que se abstuviera de andar en esos eventos. Pero al hacerlo público orilló al otro a actuar de la forma en que lo hizo. Por tanto Fox sí es culpable de lo sucedido.
Todavía más. Si quería darle una lección a Calderón no debió haberle aceptado la renuncia de inmediato. El Presidente tiene la facultad constitucional de nombrar y remover libremente a los secretarios del despacho (artículo 89, fracción II) y en ese sentido, un secretario se va cuando el Presidente lo decide, no cuando aquél lo quiere. Así, no debió aceptarle la renuncia a Calderón sino hasta que a Fox le conviniera y en tal situación a Felipe no le habría quedado otra más que aguantarse, pues si deja de acudir a su trabajo se expone a ser acusado de abandono de funciones.
Pero todo indica que Fox no entiende de esas cosas (ni de muchas otras) y por eso con éste ya son tres los secretarios de Estado que le avientan la chamba y él solo se concreta a aceptar la renuncia decidida por los otros. Primero fue Castañeda, luego Navarro y ahora Calderón. Por ello, visto está que Fox ni con la Ley en la mano sabe hacer respetar la investidura presidencial.
En este contexto, Felipe actuó con toda dignidad y reafirmó su posición dentro de los panistas que conforman la corriente histórica del PAN, que son los que sienten que los neopanistas, como Fox, les han arrebatado el ejercicio del poder por el que ellos tanto y durante tantos años lucharon.
Ahora, Calderón será sin duda alguna uno de los más fuertes críticos de la administración foxista, lo que le permitirá marcar distancia de un grupo al que históricamente desde ahora se le culpará de haber echado a perder el primer sexenio de la transición democrática. Algo así como la edad media en la historia de la humanidad a la que se califica como “la gran noche”.
La otra lección nos la dio Víctor Trujillo, mejor conocido en el mundo de la información como Brozo; personaje éste al que le molestaba que se dirigieran a él por el nombre de aquél.
En la cúspide de esta etapa de su vida como comunicador; con un programa que mantenía un alto nivel de audiencia y sin nadie que le hiciera competencia en su forma y estilo, Brozo decidió dar por terminado el programa y se retira a nuevos proyectos, aunque por ello Brozo no morirá, pues como él mismo sostuvo: “ya es un personaje que se mueve solo”.
¿La causa de esa determinación? La muerte de su esposa Carolina quien era la productora del programa y a la que Brozo identificaba en el noticiero como “La Pentágona”.
Ella era la que le llamaba por un teléfono directo para darle, a veces, indicaciones sobre los temas que estaba tratando o para reprenderlo porque se había “colgado” en el tiempo.
Ella era, también, con quien Brozo se reía de la vida dentro y fuera de los foros televisivos. Con la que ideaba y moldeaba personajes. La mayoría antisolemnes e irreverentes a más no poder.
Brozo era criticado acremente por ser misógino, pero él se defendía diciendo que “era misógino de profesión”. Y visto está que si por algo se caracteriza el alma de Víctor es por el gran amor que le tiene a su esposa. Y utilizo el presente porque no se deja de amar a una persona por el hecho de que ésta haya fallecido.
Renunciar al éxito y a lo que de él deriva (como es un buen estipendio) no es sencillo. Por lo común, la gente prolonga hasta el desgaste excesivo su presencia en televisión o cine con tal de seguir obteniendo recursos económicos de su participación en esos medios informativos.
El payaso tenebroso, Brozo, no lo hizo así y como un homenaje póstumo a su esposa Carolina, decidió dar por terminado su noticiero en la cúspide del éxito.
En el último programa Víctor se refirió a Carolina, entre otros calificativos amorosos, como “mi cómplice”. Al escucharlo, recordé esa parte del poema de Mario Benedetti titulado “Te quiero”, que textualmente dice: “Si te quiero es porque sos / mi amor mi cómplice y todo / y en la calle codo a codo / somos mucho más que dos”.
Una lección de amor nos dio Víctor Trujillo con esta decisión; pues si la vida le había arrebatado ya lo que más amaba, renunciar a otras cosas era para él lo de menos. Porque la fama y el éxito económico son nada comparados con el amor.