Atacan fuerzas norteamericanas una mezquita en Fallujah y matan al menos a personas.
EL PAÍS / AGENCIAS
BAGDAD, IRAK.- A punto de cumplirse un año de la entrada de las tropas estadounidenses en Bagdad, Irak continúa siendo un país en guerra.
Ayer, los “marines” incluso utilizaron aviones de combate en Fallujah, donde los insurgentes se habían atrincherado en la mezquita Haj Musheen Abdul Aziz al-Kubaysi.
Al menos 45 de ellos resultaron muertos y 65 heridos por el misil que disparó un bombardero.
Las nuevas operaciones armadas estadounidenses se producen después de que al menos 52 iraquíes fueran muertos y más de 100 heridos en ataques registrados el martes por la noche en el mismo núcleo urbano.
Según fuentes hospitalarias, varias de la víctimas mortales del martes eran mujeres y niños cuyas viviendas fueron atacadas con carros blindados norteamericanos.
El sitio web de la televisora árabe Al Yazzera ubicó en 52 el número de iraquíes muertos en los combates, 45 de ellos en la mezquita, pero elevó a 200 los heridos en las últimas horas.
Según los informes, todo aquel que camina por las calles es un objetivo militar y los obreros de las fábricas de la ciudad han recibido el aviso de los militares estadounidenses de abandonar sus lugares de trabajo y regresar en uno o dos días.
La televisora, que asegura contar con el único equipo de prensa en la ciudad de 300 mil habitantes, reproduce la queja de la gente hacia el Consejo de Gobierno iraquí y los líderes de los países árabes, que no hacen nada en su ayuda.
Un destacado líder religioso suní pidió a la población que apoye a los sitiados. El jeque Harez Suleimán al Dari condenó las operaciones de las fuerzas de la coalición tanto contra los suníes como contra los shiies, un nuevo gesto de la creciente coincidencia de intereses entre los extremistas de las dos comunidades.
Lo que no estaba previsto en el ataque de ayer es que el misil destruyera la oficina en Fallujah del Comité de los Ulemas, el principal de los tres grupos suníes que intenta liderar a esta comunidad religiosa ante el empuje de los shiies tras la desaparición de Saddam Hussein.
Su secretario general, el jeque Harez, condenó la campaña de las tropas norteamericanas en Fallujah cuando recibió la noticia. “Lo que está pasando ahí, que incluye bombardeos aéreos y con artillería y tanques, es una matanza bárbara”, manifestó.
Las palabras del jeque Harez al Dari son un nuevo signo de la creciente aproximación entre los insurgentes suníes y los shiies.
Prueba de la gravedad de la situación, el Comité Internacional de la Cruz Roja hizo ayer un llamamiento a los contendientes para que le permitan el acceso al hospital general de Fallujah. “Los habitantes de Fallujah están pasando por circunstancias muy difíciles e instamos a la Organización de las Naciones Unidas, al mundo civilizado y a los árabes a que levanten sus voces contra estas acciones bárbaras y criminales”, continuó antes de anunciar que su organización suspende “los contactos y las reuniones con los representantes de esa organización internacional mientras ésta no condene claramente las operaciones militares contra el pueblo iraquí tanto en las ciudades del oeste como del sur del país”.
Objetivo: Muqtada
Estados Unidos anunció ayer que va a “destruir” a la milicia del clérigo radical shii Muqtada al Sadr, responsable de oleada de violencia contra las fuerzas de la Coalición. El general Mark Kimmitt dijo que las tropas que lidera su país ya “están llevando a cabo operaciones en ese sentido”.
Sin embargo, los soldados ucranios cedieron Kut a los milicianos del Ejército del Mahdi (como se les llama a los combatientes de Muqtada) y en Amara, los italianos, siguiendo el ejemplo de los británicos en Basora, negociaron con los seguidores de Muqtada que el control de la ciudad quede exclusivamente en manos de la policía iraquí. Los radicales shiies mantienen el control absoluto de Kufa y Nayaf.
“Las fuerzas de la operan para destruir el Ejército del Mahdi (...) Los ataques van a ser a conciencia, precisos y lograrán sus objetivos”, anunció el general Kimmitt en una comparecencia ante la prensa. “Si Muqtada quiere calmar la situación, puede entregarse a cualquier comisaría local y enfrentarse a la justicia”, sugiró Kimmitt.
Pero el clérigo que se encuentra en sus oficinas de Nayaf rodeado de sus más cercanos colaboradores, no parece dispuesto a cejar en su pulso con los ocupantes. Al contrario, al haberse trasladado a esa ciudad cuenta con la protección de los santos lugares, que su milicia tiene tomados desde el pasado lunes.
Como si tratara de dar en las narices a EU, Muqtada se permitió ayer lanzar un llamamiento a los kuwaitíes para que exijan a su Gobierno que expulse a las tropas norteamericanas estacionadas en su territorio.
Fuentes del entorno de Alí Sistani han hecho saber que si los soldados extranjeros entran en Nayaf, el gran ayatolá hará un llamamiento a la “yihad”.
Mientras tabto la violencia en Irak se extiede. Sólo en la Ciudad Sadr y en Kerbala hubo noticias de combates durante la madrugada de ayer. Cuatro iraquíes resultaron muertos y siete heridos en un ataque aéreo norteamericano.
En tanto que en Nasiriya, los militares italianos negociaron con el representante del joven clérigo dejar la ciudad bajo la exclusiva vigilancia de la policía iraquí para evitar que sigan produciéndose víctimas civiles. Es la misma técnica empleada el día anterior por las tropas británicas en Basora.
En Kut, los soldados ucranios a cargo de la seguridad de la ciudad decidieron replegarse a su cuartel y dejar el control en manos de los milicianos del Ejército del Mahdi, como se denomina la milicia de Muqtada.
En la localidad de Hawiya, las manifestaciones en apoyo de la resistencia suní terminaron en una refriega contra las tropas estadounidenses que dejó a ocho civiles y 13 militares muertos, -tres de ellos soldados norteamericanos-, según reconoció un portavoz.
