Bagdad, (EFE).- Un año después del comienzo de la guerra que derribó la dictadura del entonces presidente Saddam Hussein, Irak todavía espera que la democracia se asiente en el país.
"Claro que queremos democracia", dijo a EFE el jeque Hassan Ali al Rubai, "pero la queremos en paz y con seguridad".
Y es que, en el primer aniversario de la guerra, seguridad es la palabra que más se vincula a democracia en la calles de Irak, sobre todo en estos días en los que se ha hecho más patente el recuerdo del conflicto y repuntado la violencia.
"Tememos que esta violencia vaya en aumento de ahora en adelante", advirtió el viernes, víspera del aniversario, el administrador civil de Irak, Paul Bremer.
Más de 400 personas han muerto ya víctimas de la violencia política en los dos últimos meses.
"Les he dicho que ahora hay menos seguridad, pero que es un precio pequeño que debemos pagar para ser libres", asegura el jeque Al-Rubai, que predica cada viernes desde su púlpito en la mezquita la mezquita de al-Zuei, en el barrio de Karrada de Bagdad.
Pero advierte de que, "de todas formas, las tropas de ocupación deben marcharse porque a nadie le gusta que un extranjero le diga lo que tiene que hacer, pero antes deben poner en orden lo que han estropeado".
La mezquita linda con un edificio ocupado por las oficinas de un importante partido político, rodeado por sacos terreros y barreras de hormigón, dos de los símbolos del nuevo Irak, con los que se trata de evitar el impacto de coches bomba como los que en los meses pasados se han cobrado la vida de decenas de iraquíes.
"No veo cómo la gente puede mostrarse optimista. Los iraquíes queremos un Oriente Próximo democrático. Sí, democrático, pero también islámico", explica, por su parte, el jeque Ahmad Faaq Nayi, imam de una mezquita suní del sur de Bagdad
Nayi culpa toda la violencia del país las fuerzas ocupantes y asegura que "los estadounidenses no pueden enseñarnos democracia porque la suya esta corrompida".
"Nunca nos dejarán", se lamenta, "por ello tenemos que hacer lo que esté en nuestras manos para que los ocupantes se marchen y poder expresarnos con libertad", subraya el jeque
"Los planes sobre el futuro de Irak estaban muy claros para Washington antes incluso de que empezara la guerra", hoy hace exactamente un año, sentencia.
En un país que se definía laico hasta el estallido del conflicto, la nueva situación ha tornado a muchos hacia las figuras religiosas, que se han convertido en los referentes de mucho ante la carencia de un Gobierno legítimo y la luchas bizantinas que se libran por el poder en el Consejo de Gobierno provisional.
Más del 60 por ciento de los iraquíes confiesa no tener mucha confianza en la autoridad provisional que gobierna en Irak y se dicen más fieles a los líderes religiosos de sus comunidades, la policía iraquí o Naciones Unidas.