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BOGOTA, COLOMBIA.- La intervención de tres jefes de los escuadrones paramilitares de ultraderecha en el Congreso de Colombia ayer una polémica y avivó las críticas y las dudas sobre el futuro del incipiente proceso de paz entre el gobierno y esos grupos armados ilegales.
Salvatore Mancuso, Iván Roberto Duque y Ramón Isaza, líderes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), intervinieron el miércoles en el Congreso, donde expusieron sus planteamientos, pidieron perdón, pero advirtieron que no están dispuestos a ir a la cárcel para responder por sus crímenes.
Pese a la oposición de legisladores de izquierda, los líderes de los escuadrones paramilitares hablaron ante el Congreso, en un acto transmitido en directo por la televisión pública, pero no se comprometieron a nada en concreto.
Varios legisladores cuestionaron al gobierno del presidente Alvaro Uribe por haber autorizado la intervención de los líderes de esos grupos armados ante el Congreso y dijeron que se les concedió un estatus político inmerecido.
“Lo que sucedió fue un sometimiento de las instituciones a los paramilitares. Fue una demostración del poder del paramilitarismo”, dijo el legislador del izquierdista Polo Democrático, Gustavo Petro.
“Ni verdad, ni justicia, ni reparación, los paramilitares solo quieren una cosa: el poder y quedarse con todo lo que tienen”, agregó Petro, antiguo integrante de la desmovilizada guerrilla del M-19.
Mientras, el embajador de Estados Unidos en Colombia, William Wood, se declaró escandalizado por la asistencia de los paramilitares al Congreso.
“Realmente escuchar al señor Mancuso hablando del sacrificio de la autodefensa, para mí es un escándalo”, dijo a los periodistas en Cartagena, a la salida de una conferencia sobre lavado de activos.
El gobierno inició una negociación de paz con los escuadrones paramilitares con la que busca que unos 20.000 combatientes de esos grupos armados ilegales depongan las armas y se reintegren a la vida civil antes de diciembre del 2005.
Esos grupos son acusados por organizaciones como Amnistía Internacional de cometer las peores violaciones a los derechos humanos como masacres, torturas, asesinatos selectivos, secuestros, torturas y desapariciones en medio de su guerra sucia contra la guerrilla izquierdista y de contar con el apoyo de algunos sectores de las fuerzas armadas.
Los jefes de los escuadrones son acusados de crímenes de guerra y de narcotráfico y algunos de ellos como Mancuso son solicitados en extradición por Estados Unidos.
Un proyecto de ley establece que los jefes y combatientes de ilegales grupos armados deben pagar un mínimo de cinco años de cárcel y máximo de 10.
Pero los paramilitares han advertido que no irán a la cárcel porque lo que hicieron fue defenderse de la guerrilla y expulsarla de extensas regiones que actualmente controlan ante la incompetencia del Estado para combatirla y proteger a la población.
Después de su leer sus emotivos discursos ante el Congreso, Mancuso, Duque e Isaza se retiraron del recinto y no escucharon las voces críticas de los legisladores ni la de decenas de manifestantes que gritaban “paramilitares asesinos, ni perdón ni olvido”.
“Es vergonzoso que hayan venido, pero es peor que vengan a dar cátedra y se vayan”, dijo la legisladora Gina Parody, cercana al presidente Uribe.
Pero el senador Antonio Navarro, del izquierdista Polo Democrático, aseguró que se está atizando una hoguera innecesariamente.
“Tampoco hay que exagerar. Hay que estar abiertos a que los actores vengan a decir cosas”, afirmó.
