Una vez que terminó el Horario de Verano, la Procuraduría Federal del Consumidor está recomendando a los usuarios de energía eléctrica revisar sus instalaciones eléctricas para garantizar ahorros en los consumos.
El delegado de la Profeco en Durango, Óscar Gómez Ramírez, dio a conocer que el pago de los recibos de electricidad representa un gasto importante en la economía de las familias mexicanas.
Indicó que la dependencia federal pretende contribuir a la cultura del ahorro en el consumo de electricidad, mediante sugerencias prácticas que se pueden adaptar en los hogares duranguenses.
Indicó que en esta temporada del año en que las horas de luz natural disminuyen es necesario aplicar medidas para evitar fugas y elevados costos en los consumos, como son apagar las luces y el regulador de voltaje de las televisiones y las computadoras cuando no estén en uso.
Mantener las cortinas y persianas abiertas durante el día; realizar el mayor número de actividades aprovechando la luz solar; sustituir focos incandescentes y los halógenos por lámparas ahorradoras, que aunque cuestan más consumen hasta cuatro veces menos energía y duran hasta diez veces más.
Otra recomendación es limpiar periódicamente focos y lámparas, pues el polvo bloquea la luz que emiten; además, se debe revisar la instalación eléctrica, nunca conectar varios aparatos en un mismo contacto, así como no utilizar monedas, alambres, papel de estaño o de aluminio en lugar de fusibles.
En cuanto a los aparatos eléctricos, la Profeco recomienda mantenerlos limpios y evitar encenderlos innecesariamente.
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Desde 1996, en México se aplica el Horario de Verano a escala nacional, aunque existe el antecedente de que de 1942 a la fecha se aplica en Baja California, de acuerdo con información de la Comisión Federal de Electricidad.
?Hoy por hoy, en todo el mundo es imperativo conceder la importancia que merece la creación de una cultura del cuidado de la energía?; señala la dependencia federal.
También reconoce que la forma de vida actual ha incrementado en gran medida la dependencia del consumo de energéticos como combustibles, como la gasolina y gas, así como en la forma de insumos para la producción de energía eléctrica.
La cultura del cuidado de la energía es una actitud de previsión, que se relaciona de manera muy estrecha con el bienestar de la población en general, y con el mundo que se deja para los próximas generaciones.