EFE
PEKÍN, CHINA.- Expertos militares chinos y japoneses finalizaron ayer, las labores de desactivación de armas químicas en el noreste chino, en las que se encontraron 540 bombas de fosgeno y gas mostaza abandonadas por Japón durante la Segunda Guerra Mundial, informó la agencia oficial Xinhua.
El equipo japonés llegó la semana pasada al pueblo de Touzhan, donde un campesino halló el pasado mayo más de 50 artefactos sospechosos que obligaron a la evacuación de la población de la zona.
Dos días después del inicio de las labores de búsqueda, los equipos militares confirmaron que se trataba de armas químicas japonesas y apuntaron que el número de artefactos podía ser mucho mayor, como finalmente se ha confirmado.
Todas las bombas se encontraban en el patio interior de la casa del campesino, que tuvo que ser hospitalizado en mayo con síntomas de mareo y baja presión arterial y posteriormente se supo que el lugar donde actualmente se asienta su vivienda fue un aeropuerto militar japonés durante los años 30 y 40.
En agosto del pasado año, una persona murió y 43 resultaron intoxicadas en la misma zona, después que artefactos similares fueran encontrados y abiertos y según Pekín unas dos mil personas han sido víctimas de este tipo de accidentes en China durante las últimas seis décadas.
Japón calcula que unas 700 mil bombas químicas y bacteriológicas fueron ocultadas por las tropas niponas en su huida de territorio chino en 1945, aunque Pekín asegura que hay más de dos millones de artefactos enterrados.
Hasta el momento, en el noreste de China se han hallado unas 600 mil bombas y Japón se propone destruirlas con una planta incineradora en la zona que todavía no se ha construido (según Tokio, por trabas de la Administración china).
De acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas para las Armas Químicas, Japón está obligada a destruir estas bombas antes de 2007, aunque los expertos temen que hará falta más tiempo para neutralizar todo ese armamento.
El noreste de China fue el lugar donde Japón estableció entre 1931 y 1945 un estado títere dependiente de Tokio (Manchukuo) y creó la “Unidad 731”, un laboratorio para la fabricación de armas químicas y bacteriológicas en el que se calcula fueron torturadas unas diez mil personas.
