EFE
BAGDAD, IRAK.- La violencia que sacude Irak escribió ayer un nuevo capítulo con la aparición de tres cadáveres decapitados en una cuneta y la muerte de otra docena de personas, víctimas de combates y coches bomba. El día en Irak amaneció con el espeluznante hallazgo, por parte del Ejército norteamericano, de tres cuerpos decapitados en una carretera cercana a la localidad de Al Duyail, unos 35 kilómetros al norte de Bagdad.
Aunque al principio corrió el rumor de que podrían pertenecer a ciudadanos occidentales, el mando militar estadounidense en Bagdad anunció por la tarde que todo apuntaba a que eran árabes.
La policía iraquí reveló que al menos dos de los muertos presentaban tatuajes en sus cuerpos, al parecer todos de varones, que estaban escritos en árabe y turco.
Los tres tenían las manos atadas a la espalda y estaban metidos en bolsas de plástico.
“Era difícil reconocer los cuerpos de las víctimas, que fueron asesinadas hacía tiempo”, dijo el teniente coronel Hamid Ahmed, oficial de la Policía iraquí. Al menos cuatro rehenes occidentales, dos ciudadanas italianas y dos periodistas franceses permanecen secuestrados por grupos radicales en Irak, y desde hace días no se tiene noticias de su estado paradero.
Desde que en abril comenzara la denominada crisis de los rehenes, más de un centenar de ciudadanos extranjeros de más de veinte nacionalidades han sido secuestrados en Irak, algunos de los cuales han sido liberados, otros permanecen en poder de sus captores y varios han sido asesinados.