Barcelona (España), (EFE).- Un grupo de científicos de la Universidad de Barcelona (UB) ha identificado restos de vino tinto en una de las ánforas que acompañaban al faraón Tutankamon en su tumba y que teóricamente le fue ofrecido para su viaje al más allá.
La UB informó de que el estudio, publicado en la revista "Analytical Chemistry" de la Sociedad Química de Estados Unidos, detalla por primera vez el tipo de vino que se consumía en el antiguo Egipto.
El equipo de investigadores que ha hallado el vino está compuesto por María Rosa Guasch-Jané, Maite Ibern-Gómez, Cristina Andrés-Lacueva y Rosa María Lamuela-Raventós, del grupo de investigación de Antioxidantes Naturales del Departamento de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia, y Olga Jáuregui, de los Servicios Cientificotécnicos de la UB.
El análisis químico es, según la UB, el primero llevado a cabo de manera extensiva sobre el contenido de una ánfora de la ofrenda funeraria del faraón Tutankamon.
El estudio se ha practicado mediante un protocolo de alta sensibilidad aplicado por primera vez para determinar el vino en residuos arqueológicos y basado en la cromatografía líquida y la espectometría de masas en tándem.
El ánfora en la que se ha hallado el vino está depositada en el Museo Egipcio de El Cairo, contiene una inscripción referida al faraón y está firmada por el maestro vinatero Khaa.
Tutankamon fue faraón de la Dinastía XVIII (1333-1323 antes de Cristo) y su tumba fue descubierta por el egiptólogo británico Howard Carter en el Valle de los Reyes, en Luxor, en 1922.
Según María Rosa Guasch-Jané, "las ánforas de vino que había en las tumbas eras ofrendas funerarias".
"En el Nuevo Imperio las ánforas llevaban inscripciones sobre el producto y su año, hasta datos sobre el vinicultor, pero nunca se referían al tipo de vino que contenían", ha detallado Rosa María Lamuela-Raventós.
Los residuos analizados en la investigación de los científicos catalanes corresponden a tres jarras egipcias del Museo Británico de Londres y dos del Museo Egipcio de El Cairo, donde se han encontrado indicios de ácido tartárico que confirma el uso de las jarras como recipientes de vino.
Este ácido se utiliza como indicador del vino debido a que no se encuentra de forma natural en productos que no procedan de la uva, aunque este tipo de ácido no demuestra el tipo de uva utilizada.
Para identificar el tipo de uva empleada en la producción del vino, los científicos han tenido que ampliar la investigación para detectar ácido siríngico, derivado de la malvidina e indicador del vino tinto.
La maldivina es la antoacidina más importante del vino tinto y principal responsable de su color.
Los científicos aplicaron una fusión alcalina a los residuos del ánfora y encontraron ácido siríngico, por lo que pudieron determinar que los restos encontrados en el ánfora de la tumba del faraón eran restos de vino rojo.
La vid se cultivaba de manera extensa en Egipto y el vino era consumido por las clases más privilegiadas en fiestas, rituales funerarios y en ceremonias de ofrenda a los dioses en los templos.
Los mejores vinos egipcios eran los cultivados en el Delta del Río Nilo y en los oasis del oeste.
En la mitología egipcia se relacionaba el color rojo del vino con el color del río durante sus inundaciones anuales.