HALLOWEEN | LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EJERCEN GRAN INFLUENCIA
EL SIGLO DE TORREÓN
La compra de disfraces representa un duro golpe a la economía familiar
TORREÓN, COAH.- Halloween sigue invadiendo a México con sus disfraces, monstruos y fantasmas. Pretende borrar así de la memoria de los niños mexicanos el festejo de sus difuntos. A pocos días de la fecha, este símbolo anglosajón está revolucionando al país entero.
Las tradiciones y festividades características del pueblo mexicano son muchas, la mayoría vienen de épocas muy antiguas y se conocen gracias a una de ellas: la tradición oral. En la actualidad, además de esta forma de transmitir la información, se cuenta con otros medios con los cuales se puede difundir de manera masiva y que traen consigo una serie de festividades y prácticas ajenas a las costumbres mexicanas.
La realidad es que Halloween cada vez va ganando mayor terreno al tradicional Día de Muertos. En los centros comerciales desde hace días comenzó la publicidad de artículos relacionados al también llamado Día de Brujas: disfraces, juguetes y hasta dulces con envolturas especiales para la temporada serán comprados y obsequiados a los niños.
Los pequeños no saben exactamente por qué lo hacen, pero les parece muy divertido y lo toman como algo tradicional, pues antes de poder siquiera pronunciar su nombre a muchos se les enseña a salir disfrazados y pedir dulces.
En las tiendas los padres de familia procuran comprar los artículos alusivos a esta fecha. Hay un variedad de precios para las características de cualquier bolsillo. Canastas en forma de calabaza o de cazo; tazas con figuras de espantos, máscaras de vinil y de material diverso, disfraces y sombreros de brujas, ya están a la venta.
Una madre de familia lleva dulces con envolturas de monstruos y seres del más allá. Dice que los eligió porque es poco su presupuesto y porque no quiere que el día pase desapercibido para sus hijos. Sin darse cuenta, es víctima del consumismo.
Sin duda dicha celebración se ha convertido en una exacerbada invitación al consumismo práctica-mente vaciada de otro significado que no sea el de lucir los disfraces de moda del último filme, las nuevas linternas iridiscentes o llevar la última máscara de silicona que suelta "sangre" por los ojos
En esta fiesta de los billetes, los comercios se llenan de toda suerte de productos especiales alegóricos al "miedo" y para los consumidores el mayor temor puede que sea que el bolsillo se les llene de "monstruos chupa dinero".
Para una familia con más de un hijo, la sola compra de disfraces, que se venden a un promedio de 70 pesos, puede significar una cifra cercana o superior a los 100 pesos tomando en cuenta que los inteligentes mercaderes venden muchos accesorios de trajes por separado.
Si se suma a esto la compra de caramelos y confites, las decoraciones, las idas al cine para ver las películas de terror, las visitas a las casas de fantasmas, etc., se habla de cientos de pesos que vuelan de los bolsillos.
¿Y las tradiciones de México?
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), dice que los medios de comunicación tienen la culpa, por el bombardeo con series de televisión, películas y publicidad. Culparlos es una salida fácil para encontrar una justificación; sin embargo, sólo es una parte, porque esto de la aceptación o rechazo de tradiciones es como en el comercio: para que se lleve a cabo una transacción debe haber alguien que ofrezca y otro que la acepte.
En este caso, la parte que ofrece estilos de vida distintos queda claro quién es, pero finalmente, el culpable es quien los acepta.
Si bien es cierto que a través de la televisión se puede dar la vuelta al mundo en 80 canales, no significa que se deben adoptar las costumbres y tradiciones de otros pueblos; más bien tiene que servir para conocer lo propio e inculcar a los niños el respeto por la cultura mexicana.
La Profeco dice que como consumidores se tiene el poder de decidir qué comprar y por ello recomienda decir: “No a los festejos consumistas como el Día de Halloween y sí a los altares de muertos”.
Alternativas a Halloween
No sólo se debe desenmascarar el mal sino ser además luz en las tinieblas. Se debe abogar por el retorno a la verdadera celebración de la Fiesta de Todos los Santos y la riqueza del festejo del Día de Muertos. Se pueden hacer muchas celebraciones en torno al recuerdo de los santos.
María López Piña, quien es miembro del Movimiento de Acción Católica de la Iglesia del Sagrado Corazón de este municipio, considera que los niños si son católicos, podrían disfrazarse de un santo favorito y aprenderse su vida, especialmente sus virtudes, con el fin de imitarlas. Los mayores pueden leer sobre los santos, tener una fiesta en honor a un santo favorito de la comunidad o de la familia.
En algunas comunidades que aún se mantienen cristianas se puede renovar la costumbre de pueblos españoles de ir de puerta en puerta cantando, tocando instrumentos musicales y pidiendo dinero para las "Ánimas del Purgatorio".
Aquéllos que hagan el esfuerzo por vivir su fe lograrán en la fiesta del Día de Muertos, recordar que todos somos llamados a la santidad. Podrán conocer las vidas maravillosas de los santos que les ayudarán a vivir el Evangelio. Encontrarán además grandes amigos que intercederán desde el cielo por su salvación.
Para todos los gustos
Durante el recorrido por las principales tiendas, la promoción de objetos alusivos son variados. Las máscaras látex con el rostro del monje loco, drácula y demás seres de ultratumba oscilan entre los 70 a los 100 pesos. Aunque existe poca variedad de artículos, quienes celebran este día pueden encontrar disfraces con precios diversos. En uno de los establecimientos, el más caro señalaba el costo de 329 pesos.
Calabazas de plástico de varios tamaños —donde los niños depositan sus dulces—, son las que más abundan. Las tiendas manejan diferentes precios, en una la pequeña costaba ocho pesos 90 centavos, en otra, el precio era de nueve pesos con 50 centavos.
Así en diferentes partes de la ciudad, los vendedores ambulantes ofrecen calabacitas o cabezas con rostros tenebrosos, para colgarse en los parabrisas. Un puesto de máscaras de vinil y látex a la altura de la calle Juárez y bulevar Reforma, cuenta con precios accesibles para quienes sí festejarán Halloween.
En las tiendas departamentales se pueden encontrar adornos para las casas: máscaras, servilletas, vasos y algunas prendas. Muchos de ellos son adquiridos para bailes de luz y sonido, fiestas infantiles y celebraciones en clubes sociales, donde los demandantes son personas que vivieron algún tiempo en los Estados Unidos.