Cada vez son más las voces que llaman a la reconciliación nacional. Simple y sencillamente no se puede mantener el inmovilismo que genera la pugna entre los principales actores la escena política del país.
Y es que en los últimos meses, en México no pasa nada: Las Reformas Estructurales siguen atoradas en la esgrima de argumentos con los que, detractores y promotores, pretextan la imposibilidad de llegar a algún acuerdo, el que fuera.
La planta productiva nacional ve pasar el tiempo sin que se definan políticas de estímulo y/o apoyo concretas, viables para intentar frenar –por ejemplo- la invasión de manufacturas chinas. La incertidumbre política genera desconfianza y aleja a inversionistas, pero eso, nadie lo pondera a la hora de confrontar posiciones e intereses personales o de grupo.
Es precisamente por este escenario en el que no pasa nada en los rubros que verdaderamente importan a la ciudadanía, todos los que tienen que ver con el presente y futuro de la Nación -mientras gobernantes y líderes políticos pierden el tiempo en confrontaciones estériles- que la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, aprobó hacer un llamado al diálogo al presidente Fox, al Jefe de Gobierno del DF, Andrés Manuel López Obrador y a las fuerzas políticas y sociales de país para superar al actual clima de confrontación.
Simple, el rebote de descalificaciones, de golpes bajos, de mensajes del más bajo cuño, ya tienen harta a la ciudadanía. El país no puede seguir siendo rehén de aquellos que están obligados moral, política y legalmente a velar por los intereses generales, pero que en lugar de cumplir con la encomienda, ponderan su agenda personal y se agotan en salvaguardar sus particulares intereses.
De nuevo, se pide cordura, serenidad y altura a los que nos gobiernan. Falta que los aludidos hagan caso a un reclamo generalizado.
