Entre el 0.5 y 3.7 por ciento de las mujeres manifiestan algún episodio de anorexia nerviosa alguna vez en su vida, estimó José de Jesús Ramírez Ruiz, epidemiólogo de la Delegación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), quien comentó que aunque no es un padecimiento de gran volumen y preocupación en Durango, sí se llega a presentar, pero lo peor de todo es que muchos casos no se registran médicamente.
La anorexia nerviosa o bulimia, o los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), como se conocen hoy en forma más común, se presentan básicamente en las mujeres en la etapa adolescente, aunque es posible que esta enfermedad también llegue a establecerse en la infancia o en la edad adulta. Los hombres también pueden padecerla, pero es mucho menos común.
Muchos médicos se preguntan si en México, como en otros países donde en sociedades en las que hay un mayor o menor grado de disposición de alimentos existan personas que en forma voluntaria decidan dejar de comer e incluso llevar el asunto hasta la desnutrición extrema.
Varios factores promueven esta conducta y entre ellas se encuentra la información que brindan los medios de comunicación, la moda, las campañas comerciales de venta de alimentos especiales y actividades relacionadas con el culto a la apariencia física. Todas llevan al trastorno de la conducta alimentaria.
Dentro de los TCA también se clasifican a la bulimia nerviosa y a los trastornos por ?atracones?, entre los que las mujeres pueden también pasar alguna vez en su vida entre el 1.1 y el 4.2 por ciento, así como el dos y cinco por ciento, respectivamente.
En lo que respecta a la anorexia nerviosa, las personas que la padecen por lo general se observan a sí mismas con sobrepeso aun estando muy delgadas. Ingieren pequeñas porciones de comida y rechazan alguna y manifiestan una obsesión por adelgazar, por hacer ejercicio en forma compulsiva, ciclos de vómito, por el uso de enemas y diuréticos.
Las personas bulímicas presentan episodios frecuentes de alimentación compulsiva. Generalmente pueden comer mucho en una ocasión, pero posteriormente padecen sentimientos de culpa y remordimiento, que los hacen tomar purgas o vomitar. La frecuencia de estas prácticas provoca serios problemas en la salud.
Los trastornos por atracones se diferencian de la bulimia en que estas personas también recurren al fuerte consumo de alimentos en un periodo mediano de tiempo; sin embargo, no provocan el vómito o se laxan, sino que experimentan sentimientos fuertes de culpa y remordimiento.
Debido a los atracones que se presentan en forma periódica, son individuos que mantienen sobrepeso, lo que los hace también sentirse deprimidos y autorechazados.