MATAMOROS, COAH.- A pesar de que es la única biblioteca abierta al público matamorense, son pocos los visitantes que asisten a este centro de estudio.
La biblioteca pública municipal está abierta al público desde 1968 y tiene aproximadamente seis mil 500 libros.
El lunes es el día más desértico para María Elena Muñoz Silvas, la bibliotecaria, que disfruta de una novela mientras siente pasar las últimas horas del día.
Las mañanas son solitarias pero por las tardes asisten en promedio unas 30 personas, jóvenes en su mayoría de secundaria y preparatoria, que se enfocan en los libros escolares.
“En la mañana vienen grupos de las escuelas de educación primaria, hacen visitas guiadas donde se les enseña desde niños cómo está organizada la biblioteca y se trata de que se sientan más en contacto con los libros”, dijo María Elena.
La bibliotecaria explicó que aunque no asisten con frecuencia, las personas que pasan sus tardes en este centro de estudio respetan mucho las normas, pues nunca ha tenido problemas de ningún tipo con los jóvenes, ni siquiera pedirles que bajen la voz.
“Para eso son las visitas guiadas, para fomentar en ellos la lectura, el gusto por asistir a la biblioteca y además las normas de conducta que se deben seguir estando dentro”, comentó María Elena.
Las actividades básicas de esta biblioteca son la consulta, las copias y el préstamo domiciliario, pero están próximos a inaugurar la nueva sala de computadoras donde podrán hacer consultas en la red a través de programas especiales, aunque esto aún no está bien concretizado, pues los ordenadores ya están listos pero no hay nadie capacitado para introducir a los usuarios en este nuevo servicio.
“Tenemos aproximadamente 200 socios, que si son pocos si se tiene en consideración la gran cantidad de personas que hay en Matamoros, son miles y aquí sólo hay registrado menos del 5 por ciento si no es que menos que eso”, dijo la bibliotecaria.
Los libros más buscados, después de los escolares y las enciclopedias, son los de literatura, en especial Pedro Páramo y El llano en llamas de Juan Rulfo.
“Probablemente son los que más les piden leer en la escuela”, manifestó María Elena.
La bibliotecaria dijo que la lectura debía fomentarse desde el hogar para que los niños tuvieran acceso a buen material, pero los padres deben inmiscuirse en el proceso, de lo contrario no es posible.
“Es muy importante que se promueva el hábito de la lectura en los niños, porque cualquiera puede leer una revista ‘equis’, pero para una buena lectura se requieren buenos libros”, agregó.
Pero para quienes no cuentan con los buenos libros de que habla María Elena, la biblioteca es siempre una opción económica y accesible para disfrutar de la lectura sin gastar.
Además de esta biblioteca, ubicada en la plaza principal, se inauguró recientemente una biblioteca ubicada en la secundaria número dos, pero no es abierta al público en general.
Las cosas cambian...
Después de 21 años trabajando como bibliotecaria, María Elena Muñoz Silvas sigue firme en su decisión y no cambiaría por nada su trabajo.
María Elena tiene una carrera en docencia, pero cuando se le presentó la oportunidad de una plaza en una sierra cercana, ella prefirió el trabajo en la biblioteca, pues disfruta la lectura y pensó que así podría leer todos los libros de la institución.
“Al principio era una estantería, estaba cerrada y había un mostrador”, comentó la bibliotecaria, “la gente me pedía los libros y sólo yo tenía acceso a ellos”.
“Ahora ya los muchachos pueden buscarlos, ya se hacen fichas y ellos pueden escoger libremente y sin que yo haga nada”, agregó, “las cosas han cambiado mucho”.
La profesora dijo que es importante que los niños comiencen a interesarse en la lectura desde pequeños, pues así desarrollan mayor sensibilidad de adultos.
“La lectura siempre es buena, mientras que sea sana”, agregó.