En una ceremonia oficial fueron depositados en la Rotonda de las Personas Ilustres los restos de Heberto Castillo quien está considerado como uno de los hombres de izquierda más íntegros de los últimos tiempos, cuya vida y trabajo político se caracterizaron siempre, como lo señaló el presidente Vicente Fox, por su “modestia, integridad, tenacidad y valentía”. Algo de lo que pocos, muy pocos políticos mexicanos pueden preciarse.
Su nombre estuvo siempre asociado a las mejores causas populares y si bien sus ideas lo colocaron dentro de las filas de la izquierda mexicana, lo cierto es que fue un hombre que actuó con congruencia y universalidad y su pensamiento democrático lo llevó en muchas ocasiones a enfrentarse al poder público y por ello tuvo que ocultarse para salvar su vida y sufrir encarcelamiento, pues luchaba con denuedo en los tiempos de la represión sistemática y la impunidad de quienes violentaban la Ley.
De ahí que su paso por la política mexicana y su lucha por la democracia se hayan caracterizado por la modestia con que se conducía; la forma íntegra de comportarse tanto en la vida partidista, como en su relación con quienes podían haber sido considerados como sus adversarios políticos; su tenacidad en el trabajo que realizaba por un país más digno y democrático y su valentía, pues no dudó nunca en arriesgar la propia vida con tal de alcanzar sus ideales.
El ejemplo de Heberto Castillo debería ser imitado por muchos políticos mexicanos que no conocen la modestia porque se conducen con ostentación y prepotencia, son proclives a la mentira y el engaño; abandonan con facilidad sus ideales (si alguna vez los tuvieron) y son cobardes, porque se derrumban ante la menor posibilidad de riesgo personal. Pocos, muy pocos políticos mexicanos pueden siquiera compararse con personalidades como la de Castillo, Reyes Heroles o José Ángel Conchello.