Washington, (EFE).- Los hijos de padres con sobrepeso afrontan un alto riesgo de sufrir obesidad, un problema que ha adquirido carácter de epidemia en Estados Unidos, según un estudio publicado en la revista "Pediatrics".
El artículo sobre la investigación, realizada por científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, señala que la identificación de los factores de riesgo que llevan a los niños a la obesidad abrirá el camino a poder tomar medidas para impedirla.
Otros elementos de riesgo, además de la herencia genética, son el estatus socioeconómico, el mayor peso al nacer y, sobre todo, la falta de actividad física.
"Los niños en riesgo pueden ser identificados en los primeros años de su vida", indicó Stewart Agras, profesor de psiquiatría y ciencias de la conducta y uno de los autores de la investigación.
"Varios de estos factores de riesgos pueden ser objeto de intervención, lo cual conduciría al desarrollo de programas de prevención", señaló.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, un organismo del Gobierno federal, informó de que en EEUU más de un 30 por ciento de los niños corre el riesgo de superar lo que se considera un peso saludable.
Por otra parte, el número de niños con sobrepeso, que era de un 15 por ciento, se ha duplicado en los últimos 20 años, señala el estudio.
Según la Asociación de EU contra la Obesidad, los pediatras han informado de un aumento de las enfermedades vinculadas a la obesidad, tales como la diabetes tipo 2, el asma y la hipertensión arterial, problemas que hasta hace un tiempo sólo afectaban a los adultos.
Aunque se han identificado numerosos factores de riesgo para el sobrepeso, son pocos los estudios que han examinado estos elementos en la infancia, según Agras.
"Es importante identificar estos factores de riesgo porque pueden proporcionar una forma de alterar el ambiente del niño y reducir la posibilidad de que sufra de sobrepeso", dijo el científico.
En el estudio, los científicos dirigidos por Agras estudiaron a 74 niños y 76 niñas desde el nacimiento, así como a sus padres.
Las características y conductas evaluadas hasta que cumplieron cinco años se utilizaron para determinar si a los nueve años y medio los niños presentarían exceso de peso.
Se observó especialmente el peso y los hábitos alimentarios de padres e hijos, el tiempo de sueño y las preocupaciones de los padres respecto al peso, así como el consumo de calorías y el temperamento de los niños.
La investigación determinó que el 64 por ciento de los niños con padres con sobrepeso también comenzó a sufrir el problema en comparación con sólo un 16 por ciento de aquellos cuyos padres tenían un peso normal.
Según Agras, la obesidad paternal representó el factor de riesgo más importante, lo cual confirma observaciones de otros estudios.
Señaló que se confirmó que el sobrepeso de padres e hijos se debe probablemente a una cuestión genética y a influencias ambientales familiares.
