EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Don Fernando Romo Gutiérrez fue el primer Obispo de Torreón y gracias a que se ha ganado el corazón de muchos laguneros -que lo admiran por el trabajo que desempeñó al servicio de los demás- es hoy Obispo Emérito de esta Diócesis.
Hombre de carácter optimista, generoso y de convicciones profundas en su fe, don Fernando fue homenajeado la noche del pasado miércoles, con motivo de su 64 aniversario de vida sacerdotal.
En el Teatro Alfonso Garibay se efectuó esta importante celebración, organizada por el Ayuntamiento de Torreón a través de la Dirección Municipal de Cultura, a partir de las 20:30 horas.
A pesar de la enfermedad que le sobrevino hace años, don Fernando vive con alegría, no se rinde y continúa haciendo obras en beneficio de los más pobres, por ello y otros testimonios más, recibió de manos de autoridades municipales, una placa de reconocimiento que avala su generosidad como una persona “santa en vida”.
El acto dio inicio con las típicas Mañanitas que entonó la rondalla Voces Universitarias de La Laguna, quien de manera secuencial interpretó una serie de melodías que gustaron mucho al festejado.
Un nutrido número de fieles que desde hace varios años conocen al Obispo Emérito y personas que trabajan al servicio de la iglesia, se dieron cita en el recinto para acompañarlo en esta celebración.
El homenaje duró alrededor de una hora y media, a su término don Fernando Romo recibió fuertes y solemnes aplausos de parte de los asistentes en señal de respeto y cariño.
Posteriormente, en un brindis que se efectuó en el mismo lugar fue felicitado con abrazos y sonrisas, don Fernando se hallaba muy contento y como es su costumbre, bromeaba con todo el que se le acercaba.
Con vino tinto y blanco brindó la concurrencia por la ocasión, exquisitos bocadillos se ofrecieron durante esa inolvidable velada.
¡Gracias don Fernando Romo Gutiérrez por seguir siendo un guía espiritual para todos los laguneros!
Del recuerdo...
Ya en su domicilio de la colonia Nueva Los Ángeles, el señor Obispo nos recibe atento y formal.
Después de llegar de una localidad ejidal, vestido elegantemente con su traje -como siempre-, don Fernando recuerda parte de su arribo a la Comarca Lagunera, al tiempo que saca uno de sus álbumes “gordos” de fotos del recuerdo.
“Los laguneros me recibieron con una afectuosa bienvenida el 19 de abril de 1958, en una bonita y larga procesión. Yo iba en un carro convertible que circuló por la avenida Juárez hasta la Catedral de Nuestra Señora del Carmen, fue mi primer contacto con esta linda gente que estaba entusiasmada de contar ya con un obispo propio; al siguiente día fui consagrado en el templo del Perpetuo Socorro”.
Don Fernando se siente satisfecho de fundar la congregación religiosa Misioneras de la Pastoral Diocesana, la cual tiene como características principales la evangelización y la atención a los pobres. Dich grupo tiene presencia en la Diócesis de Torreón y varias ciudades de la República Mexicana, así como en Brasil y Bolivia.
Faltaría espacio para enumerar cada uno de los recuerdos de este querido hombre, quien -como todo Obispo- cuando llegó a la edad de 75 años tuvo que renunciar como titular de la Diócesis de Torreón.