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Hora cero/De política y de beisbol...

Roberto Orozco Melo

Había interés entre los ciudadanos por escuchar el Quinto Informe del gobernador Enrique Martínez y Martínez. El Informe número cinco de cada gobernador despierta la curiosidad general, pues adelanta un resumen del trabajo público realizado en los cinco años anteriores y proyecta, por otra parte, alguna pista para conocer o adivinar, las circunstancias en que se podrá desenvolverse el inmediato proceso electoral del estado; mas en esta ocasión hubo también expectación por escuchar la decisión de Enrique Martínez sobre ser participante o no de la lucha interna del PRI para elegir candidato a la Presidencia de la República.

El deseo por atestiguar el autodestape de Enrique Martínez tenía otra razón: a los coahuilenses nos urge tener un incentivo de orgullo colectivo que otorgue optimismo y confianza a nuestra lucha por el desarrollo de Coahuila y de México: un impulso básico capaz de entusiasmar y envolver en adrenalina para apoyar la candidatura presidencial de Martínez como un blasón digno de ser agregado a nuestro escudo de armas. Hay que hacerle la lucha. Pues hace muchos años, 84 para ser precisos, que los coahuilenses no tenemos a un paisano en el más alto cargo político de la República. Entre 1911 y 1920 cuatro coahuilenses lo ocuparon en diversas circunstancias, Francisco I. Madero, Roque González Garza, Eulalio Gutiérrez y don Venustiano Carranza, quien fue el último…

Otra razón es la preocupación general por el futuro de Coahuila. Si Enrique Martinez llegara a ser Presidente de México podría hacer por Coahuila mucho más de lo que otros primeros Mandatarios del país han hecho por nuestra entidad. Según pudimos ver entre 1946 y 1970 los veracruzanos Miguel Alemán y Adolfo Ruiz Cortines, el mexiquense Adolfo López Mateos y el poblano Gustavo Díaz Ordaz fueron presidentes que favorecieron e impulsaron firmemente a sus entidades natales, mientras que a las otras…

Tuvimos también en Coahuila, durante el siglo XX a un par de ex Gobernadores que presumían posibilidades de acceso a la candidatura presidencial, aunque jamás estuvieron, realmente, cerca de lograrlo; como algunos maridos fueron los últimos en enterarse de que habían sido usados y engañados. Pero ¿quién podía adivinar la íntima y dilecta preferencia del saliente Mandatario de la República como definidor en el procedimiento secreto de selección?

Lo que verdaderamente debe preocupar a los coahuilenses es que el viejo sistema priista de selección piramidal, personalísimo y autoritario no se encuentre destartalado y fuera de uso, sino simplemente guardado, escondido. Como Santo Tomás ante la resurrección de Jesucristo creeremos en el cambio democrático cuando lo hayamos visto, oído y palpado. Mas, por lo pronto, nada hay visible, tangible o sensible entre las acciones del Partido Revolucionario Institucional que nos haga creer en la posibilidad de un nuevo y democrático sistema de elección interna en el PRI. Éste es un riesgo para nuestro Gobernador.

Pero volvamos al V Informe: Hubo cierta desilusión, pero acaso por respeto a la Legislatura del estado, la rendición de cuentas de Enrique Martínez y Martínez no fue usada por él como tribuna o audiencia para declarar que competiría por la candidatura del PRI a la Presidencia de la República. Hubo, sin embargo, algunos signos que expresaron sus intenciones: la prolija revisión de la obra pública y de los hechos políticos en los cinco anteriores años de trabajo, el montaje fotográfico de implicación nacional que ilustró sus últimos conceptos, la retórica sugerente del mensaje político, la convocatoria para mantener la unidad de los coahuilenses por encima de la competencia política local, etc. Todo ello dejó en la ciudadanía el sabor de una discreta, pero decidida, comunicación del Gobernador al pueblo sobre su próximo importante objetivo político... Además de un posterior manejo informativo, con gratificantes declaraciones de algunos destacados políticos nacionales concurrentes al evento y la explicable ausencia del presidente nacional del PRI, han reforzado la idea de que Enrique Martínez y Martínez puede estar más cerca que lejos de postularse precandidato del PRI a Presidente de la República.

Que lo sea, en efecto, nos debe interesar a todos los coahuilenses. Ha sido un buen Gobernador: directo, franco y objetivo. Ha equilibrado con justicia la atención a las seis regiones de Coahuila en materia de obras y servicios públicos y ha luchado, dentro de lo que un Gobernador puede hacerlo, por conservar y acrecentar el empleo, acarrear nuevas inversiones al estado y hacer crecer los indicadores económicos de la entidad.

El año próximo será escenario de importantes decisiones políticas. Habrá que estar pendientes. Mientras tanto, dos atentos recaditos: Uno, le aposté a Houston y perdí; me la jugué con Nueva York y perdí. Con tal porcentaje, ya mejor no apuesto en la política estatal. No sea que ponga en salmuera a los anhelantes candidatos. Dos, a partir de la semana entrante esta columna sólo aparecerá una vez por semana, precisamente cada sábado. Como cualquier bateador, padezco un pasajero slump… .

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