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Hora cero/Los empeños infecundos

Roberto Orozco Melo

Por más que el presidente de la República, Vicente Fox, intente lesionar la imagen de Andrés Manuel López Obrador para evitar su candidatura presidencial por el Partido de la Revolución Democrática, el tabasqueño le responde con movimientos populares que estimulan su proyecto político y hacen ver mal tales maniobras presidenciales, y totalmente desfasadas del entorno democrático en que creemos vivir.

No somos partidarios del famoso “peje”. Lo reconocemos como político demagogo y populachero, en cuyas manos el país caería finalmente en un abismo, tanto y peor de como antes cayó de las de Luis Echeverría y José López Portillo .

Tampoco pensamos que el PRD tenga la organización y militancia suficiente para respaldar una campaña política por el Poder Ejecutivo de la República que pueda arribar a buen puerto con Andrés Manuel; pues bien la vida nos lo ha enseñado, que cuando se combate a un político con la mala intención con que Fox pelea contra López Obrador, éste resultará siempre fortalecido y aquel debilitado.

En el antiguo testamento la Biblia enseña que en este mundo de contradicciones tiene más posibilidades de triunfo la habilidad de David que la fuerza bruta de Goliat. Hacen mal los que aconsejan a Vicente Fox insistir en su desbaratada lucha jurídica y política contra el Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Con todos los defectos que a éste se le vean, es un funcionario electo por el voto mayoritario del pueblo, como el mismo Fox; con la diferencia de que quienes votaron por López Obrador están satisfechos con su trabajo administrativo; y los que sufragaron por Vicente Fox se sienten tristes y desilusionados por su desempeño en la Presidencia de la República. Y estas posiciones no se van a invertir en el poco tiempo que falta para que tengan lugar las elecciones presidenciales del año 2006.

Otra comparación poco favorable para el primer mandatario del país está en el modo de prometer y de cumplir. AMLO dijo que le pondría un segundo piso al periférico de la capital con el fin de eficientar la circulación vehicular. Los habitantes dudaron, los columnistas políticos se rieron, los caricaturistas lo gozaron, las clases medias y altas lo pusieron en entredicho, pero Andrés Manuel López Obrador inauguró el primer tramo de su proyecto, ya convertido en obra, y ha recibido los créditos correspondientes, al grado de que pronto va a inaugurar la segunda parte.

Acabemos: hace falta un cambio de estrategia política en el futurismo que el PAN y el PRD –unos en agresión, otros a la defensiva–– han desatado en el Distrito Federal, sobre todo cuando están a la vista los resultados electorales en los estados del país que éste año han tenido elecciones locales.

Perder Chihuahua ante el Partido Revolucionario Institucional no resultó pérdida de poca monta para Acción Nacional. Chihuahua entrañaba una especial significación para los panistas, tanta como la pueden tener Jalisco, Guanajuato o Aguascalientes. De Chihuahua es nativo don Luis H. Álvarez, uno de sus principales adalides y en ésta entidad obtuvo el PAN sonoros triunfos estatales y municipales en la era de la democracia total.

Además, Chihuahua constituía el cimiento sólido de un viejo sueño panista: pintar de azul y blanco la franja fronteriza norte del mapa mexicano. Lograron los panistas triunfos importantes en Baja California Norte, en Chihuahua, en Sonora y Nuevo León; pero ahora solo tienen a Baja California Norte. Chihuahua, Sonora y Nuevo León son, otra vez, priistas y en Coahuila, Durango y Tamaulipas nunca ha ondeado otra bandera sino la tricolor del PRI...

Los partidos políticos mexicanos enfrentan una dura tarea para realizar en el último semestre del año 2004 ya iniciado; desde analizar sus respectivas situaciones políticas, hacer un diagnóstico crítico de sus capacidades y potencialidades y plantearse metas accesibles hasta crear las estrategias correspondientes para lograrlas..PAN, PRI y PRD deberían revisar la pertinencia de sus correspondientes ideologías y liderazgos para cambiar lo que sea necesario antes de iniciar los trabajos electorales con vista a 2006. No sobraría una sacudida a cada árbol directivo nacional para que solitos caigan los frutos empedernidos o corruptos; tampoco sobraría una adecuación en sus principios, programas y metas. Todo lo positivo debería hacerse, menos persistir en los conflictos internos o interactivos que hoy les provocan tan fuertes dolores de cabeza, por otra parte totalmente innecesarios e infecundos…

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