EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Hoy digo; mañana me desdigo

Juan de la Borbolla

También es cierto que en los primeros meses del actual Gobierno, Fox y Creel se enfrascaron en asuntos con muy alto costo y muy pocos resultados posibles, lo cual empantanó el ya de por sí enrarecido clima que puede existir en todo proceso social de cambio.

A lo largo de todos estos años de la alternancia en el poder que coinciden con los años que van de este siglo, ha resultado muy difícil por no decir que imposible, concretar los acuerdos políticos entre las facciones de los partidos representados en el Congreso de la Unión para poder sacar adelante las reformas que reclama el país.

Ese hecho hace que la traída y llevada transición democrática quede simplemente en una posibilidad que cuando menos en estos momentos no se ve clara, a pesar del importante paso dado en julio de 2000, que insisto hasta el momento lo único que ha supuesto es la alternancia de partidos en la Presidencia de la República.

Buena parte de la crítica política de este país que se expresa a través de los principales diarios de difusión nacional y los semanarios en materia política, acredita toda la culpa de ese fallido dialogo para concretar consensos interpartidistas, a la falta de oficio político del presidente Vicente Fox y del secretario de Gobernación, Santiago Creel.

Indudablemente que el Gobierno surgido de las elecciones de la alternancia quiso desarrollar unas formas distintas a las que por 71 años habían imperado en el sistema político, lo cual para muchos significó una dificultad para entrar en diálogo. Este hecho también desconcertó a buena parte de los generadores de opinión pública dado que en ese acostumbramiento a las antiguas formas de hacer política, cualquier nuevo lenguaje, cualquier nuevo formato requería un tiempo para ser asimilado.

También es cierto que en los primeros meses del actual Gobierno, Fox y Creel se enfrascaron en asuntos con muy alto costo y muy pocos resultados posibles, lo cual empantanó el ya de por sí enrarecido clima que puede existir en todo proceso social de cambio.

Muchas de las acciones para desterrar la corrupción, para abrir la transparencia, para perseguir al corrupto presente o pasado, suscitaron miedos en personajes importantes de la vida nacional, con lo que se acabaron manejando presiones y auténticos chantajes al Gobierno del cambio en el sentido de que o se daban ciertos beneficios a dichos personajes o se echarían atrás palabras empeñadas por dirigencias partidistas con el fin de que fueran saliendo adelante las grandes Reformas Legislativas que el país demanda urgentemente.

Se sabe que acuerdos bien cabildeados, negociados, dialogados y concertados en su día entre los principales actores del Poder Ejecutivo y los dirigentes de los principales partidos de la oposición, son negados unas cuantas horas después.

En la política existen efectivamente acciones permitidas a fin de conseguir una serie de objetivos propugnados por los partidos representantes de las diversas opciones ideológicas, pero lo que no se vale es desdecir la propia palabra de honor empeñada; retractarse de acuerdos ya formulados; decir en un momento dado blanco, para convertirlo en negro al cabo de unas cuantas horas y todo para chantajear al poder establecido mediante peticiones que en ocasiones se salen de lo éticamente permitido.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 113132

elsiglo.mx