Las cifras son contundentes: del total de los hechos delictivos que se cometen en el país, sólo el tres por ciento recibe algún castigo y el resto, el alarmante 97 por ciento de las conductas antisociales que lesionan integridades físicas, vidas y patrimonios a lo largo y ancho del territorio mexicano, simplemente quedan impunes.
El más reciente informe de la Secretaría de Desarrollo Social destaca que la violencia en México es un fenómeno que está en todos los ámbitos de nuestra vida: en las calles, en el transporte público y fundamentalmente en el hogar; “la violencia está provocando la construcción de una ‘ciudadanía del miedo’, donde nuestra certidumbre sobre el respeto de nuestros derechos no es del todo plena”, agrega Rodolfo Tuirán, subsecretario de Desarrollo Urbano de la dependencia.
Y aún más: “dos de cada tres muertes violentas en el país, ocurren en el interior del hogar, teniendo como principales víctimas a los adultos mayores y a las mujeres, por lo que no es posible desvincular la violencia social de la violencia doméstica, pues una es producto de la otra”.
Sólo como referente, la misma Sedesol concluye que Ciudad Juárez, Chihuahua, es la ciudad más violenta del país por sus altos índices de homicidios, violaciones, accidentes violentos y suicidios en su población. En esta suerte de lista del miedo, le siguen la capital de San Luis Potosí, Acapulco, Tuxtla Gutiérrez y Cuautla.
En suma, el país está inmerso en un escenario donde el delincuente goza de todas las garantías, ya que sólo tres de cada 100 sufren finalmente alguna consecuencia por sus actos. Estos gravísimos niveles de impunidad son el reflejo de la corrupción, ineficiencia y contubernio que dominan los cuerpos de seguridad pública, aderezado de una creciente desconfianza popular en las instituciones, especialmente aquéllas dedicadas a la procuración de justicia y –por supuesto- de un clima de incertidumbre económica, desempleo, rezago social y marginación.
Para la región, una buena noticia -si es que de un diagnóstico de este calibre puede rescatarse algo positivo- es que Torreón es considerada dentro de las ciudades con menor riesgo de morir por causas violentas. Según Sedesol, en este importante polo de desarrollo en la Comarca Lagunera existe una baja incidencia en homicidios, tanto de hombres como de mujeres, así como violaciones, pero incidencia media en suicidios. Queda lamentar que Torreón resulte una suerte de ínsula dentro de un país con serios, muy serios problemas de violencia.