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Incertidumbre en Nayaf

AGENCIAS

BAGDAD, IRAK.- Estados Unidos desmintió ayer que la policía iraquí haya tomado el control del santuario shii, situado en la ciudad santa de Nayaf y usado como fortín desde hace días por el clérigo rebelde Muqtada al Sadr. El Gobierno iraquí había afirmado a mediodía que sus agentes habían penetrado en el recinto santo y habían detenido a 400 milicianos del líder religioso, que no fue encontrado según esta fuente en su interior. Sin embargo el Pentágono prosigue el cerco y los combates alrededor del recinto santo.

Testigos en la zona han corroborado que las fuerzas estadounidenses siguen enfrentándose a tiros con supuestos milicianos del clérigo shii, al que cercan y bombardean desde hace dos semanas. Poco después de conocerse el anuncio de la toma de la mezquita, proporcionada por un portavoz del ministerio de Interior iraquí, un ayudante de Al Sadr aseguró que era falsa, aunque Estados Unidos negó entonces tener datos para afirmar una cosa u otra. A última hora de la tarde, la policía iraquí en Nayaf ha confirmado que el anuncio fue erróneo.

Ayer se cumplieron dos semanas del inicio de la revuelta liderada por el clérigo shii, y la situación ha llegado a un punto sin retorno que sólo aumenta minuto a minuto el número de muertos en ambos bandos. En las últimas horas han fallecido al menos 77 personas. Estados Unidos ha intensificado sus bombardeos aéreos contra las posiciones de la milicia rebelde, mientras los consejeros de Al Sadr supuestamente negocian con los emisarios del ayatola Alí al Sistani para cederle el control de la mezquita.

La radiotelevisión pública británica informaba ayer por la mañana que los tanques estadounidenses habían penetrado en el recinto santo para rodear el mausoleo de Alí —el yerno del profeta Mahoma—. El primer ministro de Irak, Iyad Allawi, afirmaba sin embargo que no permitiría el asalto militar, y apostaba por hallar una “solución pacífica”. “No vamos a atacar los templos”, aseguraba Allawi.

Un día de confusión

Durante todo el día de ayer, los informes procedentes de Nayaf han sido difíciles de confirmar.

Poco antes, de que surgieran versiones sobre los acontecimientos en la mezquita, se había dicho que el clérigo radical Muqtada al Sadr y el máximo líder shiita de Irak, el ayatola Alí Sistani, habían llegado a un acuerdo según el cual los seguidores del primero entregaran el control del templo del imán Alí.

Voceros de Sadr habían señalado que estaban conversando con representantes de Sistani, sobre la posibilidad de entregarle ayer mismo las llaves del santuario dedicado al yerno del profeta Mahoma.

Esto ocurría mientras la ofensiva norteamericana continuaba, por la noche, aviones y tanques de Estados Unidos dispararon durante cinco horas contra blancos en la antigua ciudad, en el mayor bombardeo desde que comenzó la operación para acabar con las milicias Mehdi de Sadr.

Comunicados

Hay también informes que citan a Sadr llamando a sus seguidores a continuar la lucha contra las fuerzas estadounidenses.

“Sayyed Muqtada Sadr es el hijo de Nayaf y el jefe del Ejército del Mehdi en Nayaf. No va a abondonar la ciudad santa, salvo por el precio del martirio”, declaró su portavoz Ahmed al Chaibani al canal de televisión Al Jazzera, basado en Qatar.

A las declaraciones en Qatar también se unió un sermón leído ayer en nombre de Sadr en la mezquita de Kufa, Sadr insistió en que la ciudad santa debe ser regida por las autoridades religiosas shiies, y efectuó un llamamiento a todos los musulmanes para que se levanten en armas si el mausoleo es atacado por las fuerzas de ocupación o las iraquíes.

“Llamo a todos los árabes y musulmanes. Si veis que el santuario del imán Alí es atacado, no debéis relajaros, resistir a los invasores en vuestros países”, apuntó en el sermón dirigido a sus seguidores en la mezquita de Kufa, bajo control del Ejército del Mahdi y situada a unos cuatro kilómetros al este de la ciudad santa.

Sin embargo, también se dio a conocer una carta que se le atribuye, donde el clérigo rebelde supuestamente dice estar dispuesto a entregar la mezquita a las autoridades religiosas, las que también deberían decidir el futuro de su milicia.

La misiva indica además que Sadr no está interesado en participar en ningún proceso político. Sin embargo, fuentes periodísticas insisten en que resulta imposible confirmar si la carta es auténtica.

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