El pueblo no entiende a los comisionados de aplicar las leyes con justicia en México, tampoco entiende a los abogados y jurisconsultos que defienden a asesinos y ratas en un país donde es la principal causa de la debacle en todos los ámbitos desde el político, social, económico, incluyendo la justicia.
La fe perdida en la justicia y la credibilidad en la Ley es sabido por todos como un concepto de usufructo y ya sin asombro en los ciudadanos. Ahora para variar parte de los ciudadanos siente vergüenza y es causa de indignación la extradición del ex gobernador de Coahuila y ex director de Pemex, Rogelio Montemayor Seguy, por causa de un robo de más de mil millones de pesos lo que se calcula, vaya usted a saber cuánto más se birló este pájaro de siete suelas a la nación, porque Pemex es de todos los mexicanos. Rogelio Montemayor llegó a México procedente de Houston, Texas, en pasaje de avión de primera, pagado también por los mexicanos y como si fuera una rutilante estrella dio una conferencia en un hangar del mismo aeropuerto, sabía de antemano que no pisaría el bote, como así sucedió...
Bonito país el nuestro, donde se puede robar millones de pesos y un enriquecimiento inexplicable de personas que siempre anduvieron en la quinta chilla y sin embargo en el caso del ex gobernador Montemayor pagó una fianza con la misma lana que se birló, garantía que una jueza le concedió a una más de las ratas de “cuello blanco” que abundan en nuestro país y ni tan siquiera lo llaman a declarar, como Óscar Espinosa, Isidoro “El Divino” Rodríguez, Diego Fernández; pero cuidado que una jovencita/o se robe o trate de pasar un desodorante de diez pesos sin pagar en una tienda de autoservicio porque nuestros celosos jueces y paladines de la justicia nacional se hacen presentes y la sentencian a seis años sin derecho a fianza, ya que nuestros legisladores aprobaron una Ley contra los ladrones/as, de negocios, llamados farderos/as y es considerado delito grave; en cambio robar a manos llenas, con video o sin él, eso no es delito, es deleite político y se considera falta administrativa o peculado o sólo desviación de recursos.
A eso, señores encargados de la aplicación de la Ley y administradores de la justicia, aquí y en tierra de indios se le llama corrupción, la lacra acendrada en su máxima expresión y esplendor que llegó a nuestro sistema político-judicial para quedarse y sostenerse como el imperio de la fortuna y para muchos mediocres al borde del paroxismo significa “un mal necesario”.
Cuántos políticos y comerciantes en la reciente historia han conculcado a nuestro país, más a sabiendas de lo fácil que resulta sobornar y comprar a muchas conciencias prostituidas que se autonombran los dueños de la espada salomónica, sea con lana o con el simple favor político, vulgo tráfico de influencias o por cosas más oscuras que la misma política a la mexicana...
Indignación causa el fraude en Provida, la triangulación de Vamos México y Transforma México con la Lotería Nacional, todos libres como aves que cruzan el pantano sin manchar su plumaje.
Ahora resulta que Montemayor sólo cumplió órdenes de arriba y por mandato del presidente Zedillo o el mismo líder Romero Deschamps o tal vez por Francisco Labastida, candidato por el Revolucionario Institucional. El entonces jefe de Pemex llevó a cabo un trasiego de 1,100 millones de pesos a la campaña del PRI y nos podemos preguntar ¿cúantos traspasos se hicieron en el tiempo del corrupto Jorge Díaz Serrano y Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”? La indignación del pueblo crece porque ve que los “peces gordos” siguen nadando en el mar de indecisión de la actual administración foxista. El “caiga quien caiga”, sigue siendo una frase envalentonada e incumplida de campaña...
El pueblo podrá confiar en nuestro sistema cuando los verdaderos verdugos, promotores de la miseria y ratas de la nación estén en “chirona”, aunque para ello se haga necesario rentar el Estadio Azteca, con todo y su estacionamiento.
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