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Información y medios electrónicos

Ernesto Villanueva

Uno de los temas en donde hay más incertidumbres que certezas es en el de equidad y transparencia publicitaria de los medios electrónicos. Y vaya que no es un asunto menor; sino, por el contrario, importante y central desde muchos aspectos. La ausencia de herramientas de verificación generan hoy en día problemas de todo tipo en los más distintos sectores. De ahí la pertinencia y oportunidad de una iniciativa social y comercial de Luis Gerardo Salas, con Número K.

Seguramente ni usted ni yo hemos oído hablar de este proyecto.

¿Qué aporta de nuevo? y ¿por qué es importante para diversos segmentos de la sociedad? Son dos interrogantes esenciales que habría que poner sobre la mesa. Vayamos por partes. Hasta ahora no había empresas o entidades o dependencias que pudieran monitorear todos y cada uno de los medios electrónicos (más de mil 500 empresas concesionarias y permisionarias de radio y televisión) que están distribuidos a lo largo y a lo ancho del territorio nacional y cuyo seguimiento es muy complejo.

Lo anterior en virtud de que emprender una empresa de tal magnitud requería de una inversión en recursos humanos y técnicos que hacían inviable semejante odisea. Número K ha podido utilizar tecnología de punta para transformar sonidos en datos. Se trata de un avance sustancial sencillamente porque de otra forma sería costosísimo poner en práctica un sistema de monitoreo y análisis en el país entero, no por un sistema aleatorio, sino haciendo revisión uno a uno de los medios electrónicos. Por las razones mencionadas, la importancia de Número K reside en la posibilidad de que de ahora en adelante se podrá tener certidumbre sobre contenidos comerciales y programáticos de la radio y la televisión. Nada más y nada menos. Y este hecho podrá convertirse en un círculo virtuoso en el que todos ganan algo. Veamos algunos ejemplos prácticos.

Primero. Desde la perspectiva del cumplimiento de la ley. El artículo 31 del Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2004 establece que los denominados tiempos de Estado deben distribuirse para este año: 40 por ciento al Poder Ejecutivo Federal; 30 por ciento al Poder Legislativo Federal, asignándose en partes iguales a la Cámara de Diputados y a la Cámara de Senadores; diez por ciento al Poder Judicial Federal y 20 por ciento a diversas empresas públicas. La Secretaría de Gobernación -agrega el mencionado artículo- debe supervisar esta distribución. El problema es que la Secretaría no cuenta con las herramientas para garantizar a plenitud que esta distribución se cumpla al pie de la letra. Lo único que puede hacer actualmente la Secretaría de Gobernación es enviar los oficios respectivos y hacer algunos monitoreos aleatorios en el mejor de los casos. Ahora con esta nueva tecnología de Número K se podrán tener los llamados “testigos”; es decir, las pruebas de que se cumplió o no el mandato de la Ley o el grado de cumplimiento, en su caso.

Segundo. En las contiendas electorales federales y estatales, los partidos políticos destinan una cantidad importante de sus recursos -que en casi su totalidad provienen del erario- a los medios electrónicos. Tampoco tienen a su alcance los “testigos” de que los spots se difundieron en los términos acordados.

Tampoco pueden verificar en qué posición se difunden sus mensajes, al principio o al final de algún programa, salvo lo que pueden hacer con medios artesanales cuyo nivel de evaluación tiene grandes márgenes de error y no puede abarcar el país entero. De la misma forma, el partido político no puede detectar objetivamente los espacios otorgados a sus candidatos en programas televisivos y radiofónicos ni la postura de analistas y comentaristas sobre el partido y sus candidatos en todos y cada uno de los medios electrónicos. Este crucial aspecto puede ser resuelto con Número K, que tiene un sistema de búsquedas bajo diversos parámetros para detectar información de importancia capital para asegurar la equidad en los procesos electorales.

Tercero. Las grandes empresas nacionales dedican a la publicidad en radio y televisión importantes pautas o formatos en que deben distribuirse los mensajes publicitarios y las etapas en que deben ser cambiados o deben empezar o terminar. En este caso, el problema es exactamente igual. No hay manera de saber 100 por ciento que efectivamente las instrucciones contenidas en la pauta bajaron a lo largo y a lo ancho del país y que los recursos invertidos cumplieron su cometido.

Cuarto. Pero este proyecto no debe ser visto como una amenaza para las empresas de radio y televisión, sino como un aliado porque puede ofrecer credibilidad no sólo entre radioescuchas y televidentes, sino entre los anunciantes de que se trata de una empresa o de un grupo de empresas con seriedad profesional que cumplen en sus términos lo que les ordena la Ley. Puede ser una excelente oportunidad para rehacer con diversos sectores los tejidos de eticidad y credibilidad que en muchos casos se han perdido. Finalmente habría que destacar que Número K dedicará un espacio importante de sus activos a la labor socialmente útil en un campo novísimo de la comunicación, que seguramente hará la diferencia más pronto que tarde en las formas y modos de la política y la publicidad mediática.

evillanueva99@yahoo.com *Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

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