Buenos Aires, (Notimex).- Buenos Aires recibe con sus mejores galas el VI Festival Internacional del Tango, el ritmo de arrabal que hace casi un siglo nació en el Río de la Plata y terminó conquistando el mundo.
Un campeonato mundial, una decena de presentaciones de discos, centenares de conciertos en bares y al aire libre, clases masivas y exposiciones formarán parte durante una semana de la fiesta tanguera que desde hace seis años se realiza en la capital argentina.
El secretario de Cultura de Buenos Aires, Gustavo López, celebró que el tango viva un proceso de reencuentro con los capitalinos a partir de la apertura de decenas de milongas barriales, lugares donde decenas de parejas cumplen a diario el rito del dos por cuatro.
"Esta edición nos confirma el reencuentro y, sobre todo, la potencia de su futuro. Hoy los porteños (capitalinos) somos protagonistas y anfitriones del Festival de tango más importante del mundo", afirmó a Notimex sin ocultar un dejo de orgullo.
Durante el sueño de la próspera Argentina gobernada por Carlos Menem (1989-1999), el país registró un muy fuerte declive del interés por el tango, pero ahora se encuentra en pleno proceso de recuperación y una muestra es el propio Festival.
Al menos así lo explica Lili Boedo, una psicóloga treinteañera que empezó a tomar clases de tango hace dos años en cumplimiento de una promesa de amor, pero que terminó por encontrarse con un nuevo amante: el baile.
"Creo que pasaron tantas cosas en el país con la crisis, que hubo una necesidad de reconectarse con la identidad, y ahí entró el resurgimiento del tango, por eso ves que las clases se multiplican y que cada vez vienen más jóvenes", explicó.
Algo sabe Lili de la pasión que despierta el tango porque una vez que sus pies se encontraron con los ocho pasos básicos continuaron una búsqueda intensa que ahora, a sólo dos años de haber empezado como alumna se convirtió ya en maestra.
Ella no puede explicar al tango más que como una metáfora de acercamiento "primero con uno mismo, con esa intensidad que se siente cuando se baila, y después con el otro, esa comunión que se logra y que se convierte en una pasión".
El tango intriga y hasta da temor, cuenta Gabriela Rosini, quien hasta pasados sus 40 años se animó a tratar de descifrar los secretos del baile que disfrutó de niña con sus abuelos.
