05 de enero de 2004.
LONDRES (AP) .- Un juez de instrucción confrontará conjeturas y teorías conspirativas cuando inicie el martes la primera investigación británica de la muerte en 1997 de la princesa Diana y su pareja, Dodi Fayed.
Las investigaciones de los jueces de instrucción tienen generalmente un alcance limitado, pero muchos esperan que las dos pesquisas que iniciará Michael Burgess aporten un panorama más amplio del accidente de tránsito de París que aún obsesiona a los británicos.
Las leyes requieren el inicio de investigaciones cuando los británicos mueren en el extranjero por causas que no son naturales. No queda claro si estas dos _una para el caso de Diana y otra para el de Fayed_ aportarán información nueva.
Una portavoz del juez Burgess dijo que esperó para comenzar con sus pesquisas hasta que terminaran los procedimientos legales del caso en Francia.
Planea realizar dos audiencias el martes y de inmediato aplazarlas para una fecha posterior con el fin de poder indagar más el caso, expresó la portavoz a condición de mantener su nombre en el anonimato.
No supo explicar cuándo comenzarán nuevamente las audiencias públicas, y dijo que Burgess no había planeado fijar una fecha de inmediato.
Al anunciar las investigaciones en diciembre, el juez dijo que discutirá el martes el su propósito, cómo planea llevarlas adelante, y el tipo de evidencia que espera reunir.
El padre de Fayed, el multimillonario egipcio Mohammed al Fayed, que piensa que su hijo y Diana fueron asesinados, ha pedido insistentemente una investigación pública completa sobre las muertes, y dijo que una indagación de un juez real era demasiado acotada.
Su portavoz, Chester Stern, expresó que al Fayed planeaba asistir a las dos audiencias y podría atestiguar si se lo solicita Burgess.
Stern se negó a manifestar si al Fayed, propietario de la tienda Harrods, aportará alguna evidencia a la investigación.
El empresario ha expresado que está decidido ha revelar la verdad sobre la muerte de su hijo y Diana.
Con frecuencia ha indicado que piensa que ambos fueron víctimas de un complot para matarlos dirigido por personas que desaprobaban su relación. También ha expresado que existió un encubrimiento de las circunstancias del choque.
Muchos británicos parecen compartir sus sospechas, aunque los allegados de Diana y su familia descartan que se haya tratado de un asesinato.
Un juez francés determinó en 1999 que se trató de un accidente, y una investigación concluyó que el chofer Henri Paul, que también falleció, había estado bebiendo y manejaba a una elevada velocidad.