Portugal acoge desde hoy y hasta el próximo 4 de julio la duodécima edición de la Eurocopa de Naciones de Futbol 2004.
12 de junio de 2004
Oporto (Portugal), (EFE).- El mar, símbolo de vida y libertad, fue el protagonista de la ceremonia de apertura de la Eurocopa de Portugal 2004.
Durante unos minutos el Estadio del Dragón se convirtió en un océano, con peces y olas incluidas que fue surcado por una carabela, que capitaneada por los portugueses descubrió, hace más de 500 años, nuevos mundos.
De fondo se oía la banda sonora compuesta por Renato Junior para la ocasión e interpretada por la Orquesta Gulbelkian, mientras en las gradas los 60.000 asistentes ondeaban incansablemente unos pompones azules y platas que intentaban ampliar el efecto marino.
Después, el azul del mar se convirtió en un mar de colores con las banderas de las 16 selecciones que han llegado hasta esta fase final, siempre vigiladas desde el centro del campo por la carabela de esos descubrimientos siempre tan relacionados con el espíritu y la historia de Portugal.
"Quinas", la mascota de esta Eurocopa, despidió a las banderas y recibió a 100 niños de una institución benéfica que portaban las banderas de todos los países y representaban la esperanza en el futuro y la pluralidad de razas y naciones.
Después de todo ese simbolismo cultural e histórico llegó el turno del futbol. Poco a poco se fue construyendo en el campo el logotipo de la Eurocopa de Portugal, el balón de futbol dentro de un corazón, que simbolizan la pasión por ese deporte y de los siete puntos que lo bordean salieron hacia el cielo cientos de globos de colores.
Cuando las lonas se fueron retirando del campo, el grito que salió de la gradas fue el de Portugal, mientras que el presidente de la UEFA, Leonart Johanson, daba el mensaje de bienvenida.
Intensidad en el Algarve
La región del Algarve ya vive a plena intensidad, por las calles de todas las poblaciones que se integran en esta zona del sur de Portugal, la Eurocopa de futbol que este país acoge desde hoy hasta el próximo 4 de julio, día en el que se disputará la final de la que saldrá el nuevo campeón de Europa de selecciones.
En el estadio, que precisamente adopta el nombre de la región, se celebra el segundo partido del torneo después de que pocas horas antes Portugal y Grecia hayan inaugurado la competición en el estadio del Dragón de Oporto, justo al norte del país a 530 kilómetros de Faro.
Así, Faro, Albufeira, Loulé, Quarteira, Vilamoura o Tavira, entre otras localidades del Algarve, están ya inmersas en el bullicio de la Eurocopa, y es raro encontrar un rincón en el que no se encuentre algún rastro del acontecimiento.
Si ya en las jornadas anteriores los carteles anunciadores del torneo adornaban las calles de la zona, en la jornada de hoy la llegada del grueso de aficionados rusos y españoles ha dotado de un mayor colorido a buena parte del Algarve.
Enfundados en las camisetas propias de cada país, y con banderas y gorras distintivas del equipo propio, los aficionados han dedicado las horas previas al partido a hacer turismo y hacerse notar en mayor o menor intensidad. Sin duda, en este aspecto los españoles se han mostrado más bulliciosos que los, en principio, más tímidos rusos.
Además, desde primera hora de la mañana, la entrada a Portugal desde España por Ayamonte (Huelva) ha contado con una importante afluencia, lo que ha estado acompañado de un notable aumento de las medidas de seguridad.
También el escenario del partido, el estadio Algarve, ha contado con la presencia en sus alrededores de aficionados rusos y, principalmente españoles, que querían conocer la ubicación del recinto y a su llegada hacían sonar sus bocinas a la par que lanzaban gritos y cánticos de apoyo a su selección.
Pero antes de la jornada de hoy, en los días previos las tiendas de venta de artículos de recuerdo y de productos habituales de una zona veraniega de playa, como es buena parte de la región del Algarve, lucían en sus expositores camisetas, banderas y hasta toallas con símbolos y referencias de la mayoría de los países presentes en el torneo.
Como buena zona turística de sol, la colonia inglesa es mayoritaria, y aunque su selección no juega en esa zona y, probablemente, casi ninguno de ellos pisará un estadio para ver en directo alguno de los partidos del torneo, el patriotismo de muchos de ellos les ha llevado a colgar la bandera de su país en los balcones de los hoteles así como a llevar la indumentaria de su equipo.
También los habitantes de la zona han querido hacer gala de su amor por los colores y se han instalado pequeñas banderas de plástico que ondean en sus vehículos y no han dudado en portar la camiseta de la selección que lidera Figo.
Al igual que sucede en las zonas costeras españolas, la vida nocturna también tiene un importante hueco en el Algarve y, así, sus terrazas veraniegas están repletas de gente, tal y como sucede en la carismática Vilamoura, donde el pub que tiene el madridista Luis Figo, 'El Sete', es punto casi obligado de peregrinación para los turistas de la zona.
Aunque el verano todavía no ha entrado oficialmente, los 30 grados de temperatura que se alcanza en cada jornada y la ingente cantidad de turistas hace pensar que la zona está en temporada alta.