AGENCIAS
ROMA, ITALIA.- En medio de fuertes medidas de seguridad que rodeaban al Vaticano, Juan Pablo II encabezó las celebraciones del Domingo de Ramos en Roma, marcando así el comienzo de una intensa semana de servicios que pondrá a prueba su salud.
La solemne celebración a la que asistieron más de 40 mil personas en una soleada Plaza de San Pedro fue la primera misa externa de Juan Pablo II desde que medios de comunicación italianos informaron que los servicios de inteligencia temían un ataque terrorista contra el Papa durante la Pascua.
Más policías de lo habitual vigilaban una parada de metro a unas pocas manzanas del Vaticano y los reporteros percibieron un incremento de patrullas de paisano en la zona.
La policía comenzó controlando el fluir de la multitud al principio de la calle que conduce a la Plaza de San Pedro, donde la gente era inspeccionada con detectores de metales.
Los cardenales se unieron a los coros de niños y a los fieles ordinarios en la ceremonia agitando olivos y hojas de palmeras para conmemorar la entrada de Cristo en Jerusalén una semana antes de morir.
El sermón del Papa estuvo principalmente dirigido a los jóvenes. “No tengan miedo de ir contra la corriente”, les dijo a los jóvenes Juan Pablo II, vistiendo unos resplandecientes ropajes rojos. También les urgió a evitar la mentalidad de una sociedad materialista.
Durante la celebración hubo un recuerdo al conflicto de Oriente Medio, con una plegaria para que Jerusalén “se convierta en lugar de encuentro y de diálogo entre los creyentes en un único Dios” y se imponga la paz, por la que tantas veces ha clamado el Pontífice.
También se rezó en árabe por todos los jóvenes que tienen puesta su esperanza en un mundo más justo y habitable.
La celebración litúrgica que abrió ayer los ritos de Semana Santa comenzó con la procesión de ramos, en la que participó el Papa, con una palma en la mano, precedido de un séquito de cardenales, obispos y sacerdotes.
El Domingo de Ramos es también el Día de la Juventud en la Iglesia Católico Romana. Se ha comenzado a celebrar a nivel local este año y en 2005 se celebrará una fiesta internacional en Alemania.
El Papa, de 83 años, que sufre la enfermedad de Parkinson y ya no camina en público, comenzó el servicio con una ligera dificultad. Sin embargo, después reunió fuerzas y leyó el sermón por completo con una relativamente fuerte y clara voz.
En meses recientes, la salud del Papa pareció mejorar con respecto a las celebraciones de su vigésimo quinto aniversario al frente de la Iglesia Católica el pasado octubre, cuando sus asistentes tuvieron que leer algunos de sus discursos.
Los ocho días desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascua son los más intensos en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica Romana.
