Washington, (EFE).- Un estudio realizado en la cuenca amazónica de Perú ha revelado que, lejos de destruir el ambiente, los insectos que comen árboles ayudan a reforzarlo, según un artículo publicado en la revista "Science".
En el estudio realizado en las cercanías del río Nanay y en la Reserva Allpahuayo-Mishana se determinó que ese comportamiento aparentemente destructivo mantiene el control de las especies arbóreas dominantes y permite la supervivencia de las demás.
Se calcula que en la cuenca del Amazonas hay unas diez mil especies diferentes de árboles, una cifra que se compara con las 500 ó 600 especies de las zonas templadas de Norteamérica.
"La batalla entre plantas e insectos incrementa el número de los hábitat en la selva" y esto aumenta la diversidad de los árboles, manifestó Paul Fine, autor del estudio.
Phillys Coley, coautora y profesora de biología de la Universidad de Utah, indicó que la interacción entre árboles e insectos ayuda a explicar la asombrosa diversidad de especies en las selvas tropicales.
En la investigación también participó el peruano Italo Mesones, estudiante de la Universidad Nacional de la Amazonia Peruana en Iquitos.
En el estudio, los científicos trasplantaron árboles que crecían en terrenos arcillosos y fértiles a arenales pobres en nutrientes. A algunos de esos árboles se les protegió de los insectos con redes.
En algunos casos se determinó que la protección no aumentaba la supervivencia de los árboles y que éstos, en un terreno agreste, habían desarrollado su propia defensa.
En otros se determinó que las especies de los terrenos arcillosos podrían dominar ambos hábitat si no fuera por la presencia de los insectos que les impiden sobrevivir en terrenos arenosos.