Verifican técnicos de la OIEA que el enriquecimiento de uranio se aplique en generación de energía y estudios médicos.
NOTIMEX
SAO PAULO, BRASIL.- Un grupo de supervisores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) iniciará hoy una serie de inspecciones a las plantas brasileñas de energía nuclear, en medio de una polémica entre el organismo y el Gobierno.
Los técnicos del OIEA, órgano vinculado a la Organización de Naciones Unidas (ONU), llegarán hoy al país a pesar de las diferencias que existen todavía entre la entidad y el Gobierno de Brasil por el modo de la inspección.
Brasil, que sin ayuda externa desarrolló una técnica de enriquecimiento de uranio similar a la utilizada sólo por unos pocos países, teme que su secreto tecnológico sea divulgado a naciones que todavía carecen de ese avance.
El objeto de la visita, es verificar que el avance brasileño se aplica en generación de energía y estudios médicos, sin que constituya un peligro en la fabricación de armas atómicas.
Brasil alega que el enriquecimiento del uranio es al cinco por ciento, apto para termoeléctricas e irradiación en medicina, diferente al 95 por ciento necesario para la fabricación de armas nucleares.
El país sudamericano forma parte del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), pero se ha abstenido de firmar el protocolo adicional que permite visitas del OIEA, sin previo aviso, a plantas nucleares de los diferentes países.
La incursión brasileña al mercado mundial del uranio generó que países como Estados Unidos expresaran su preocupación porque naciones como Irán y Corea del Norte utilicen el mismo argumento de Brasil para restringir las inspecciones.
Estados Unidos, Francia, Rusia y un consorcio entre Alemania, Inglaterra y Holanda, son los cuatro únicos dominadores del mercado, que cada año mueve 18 mil millones de dólares y a donde Brasil espera entrar a competir La nación sudamericana es la sexta productora de uranio en el mundo, vendiendo el kilogramo de mineral natural por 30 dólares, que si fuera enriquecido subiría a mil 350 dólares.
La inversión del Gobierno brasileño en la década del 80 para comenzar el desarrollo de la tecnología de enriquecimiento fue de 333 millones de dólares, sólo en investigaciones.
El mayor logro, frente a la tecnología utilizada por Estados Unidos, es ser 25 veces más barata, que le permitirá un ahorro de 12 millones de dólares por año.
La principal industria brasileña está localizada en la ciudad de Resende, en el estado de Río de Janeiro, donde en el pasado cuatro de abril se restringió una visita similar del OIEA, hecho que desató una polémica mundial que aún continúa.
En la actualidad existe un preacuerdo entre el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Brasil y el OIEA, organismo con sede en Austria y presidido por el egipcio Mohamed ElBaradei, donde parte de las centrífugas serán cubiertas por aluminio.
El producto final, donde Brasil intenta demostrar la capacidad máxima de enriquecimiento de material radioactivo, al cinco por ciento, tendrá libre acceso para los inspectores.
Brasil tiene 36 plantas de enriquecimiento de uranio, pero la mayor de ellas es la de Resende, que abastece las termoeléctricas de Angra I y Angra II, mientras que se está construyendo la fábrica Angra III, que tendría mayor capacidad para enriquecer el mineral.