EDUCACIÓN / CARECEN PLANTELES DE PERSONAL PARA APOYAR A JÓVENES CON RETRASO
POR MARÍA ELENA HOLGUÍN
EL SIGLO DE TORREÓN
Suspenden en algunas escuelas la ayuda del Centro de Integración Familiar y del DIF
TORREÓN, COAH.- Armando fue expulsado de la escuela secundaria Lázaro Cárdenas a principios de febrero, después que reprobó varias materias y se acumularon las quejas en su contra por parte de los maestros.
Su madre, Leticia, hizo varios intentos para evitar que el joven se quedara sin estudio pero no fue aceptado en otros planteles; su temor era que Armando se arrojara a la vagancia como única salida o escape para sus problemas de leve retraso mental, según el diagnóstico psicológico que en una ocasión le practicaron.
Hasta hace un año, psicólogos del Centro de Atención a la Integración Familiar (CAIF) o trabajado-res del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, apoyaban la labor académica en la escuela secundaria con atención a los jóvenes que presentaban alguna necesidad especial, mediante clases especiales o sesiones en las que se hacía una valoración de su aprendizaje.
Armando fue uno de los afectados directos con la suspensión de este apoyo, el cual se dejó de dar porque las disposiciones de la Secretaría de Educación Pública fueron en el sentido de que los alumnos con algún tipo de padecimiento físico o mental no recibieran un trato especial, sino que se integraran a la convivencia con el resto de los estudiantes.
Al decir de Leticia, la atención a los muchachos especiales se descuidó porque se les retiró el apoyo psicológico y aunque se les integró a los grupos, no se aplicó ningún otro programa mediante el que se mantuviera la atención fija sobre su comportamiento y avance en el plan escolar, de tal forma que su hijo comenzó a fallar en la conducta y a bajar en sus calificaciones.
Sergio Cabrera Hernández, coordinador de Escuelas Secundarias en la Región Laguna Uno del sistema educativo estatal, reconoce que la labor que prestaban los encargados de las instituciones como el DIF o el CAIF era importante para la atención especial de los jóvenes que presentan alguna deficiencia que incide directamente en su aprendizaje.
Las escuelas no tienen personal de base que atienda este aspecto de la educación, pues los orientadores vocacionales y trabajadores sociales atienden casos “normales”; aunque se determinó que los psicólogos dejarán de ofrecer este servicio, no se cubrió y hay quienes llegan a enfrentar serios problemas como en el caso expuesto.
El área de Educación Especial de la SEP brinda capacitación a maestros y directivos para que sepan reconocer los casos y se les atienda mediante reuniones que se programan una por cada mes, aunque de forma muy limitada dentro de los planteles, además del apoyo que por medio de otros organismos se les puede dar fuera de las escuelas.
Las juntas se realizan a petición de los propios directivos de los planteles, pero están a cargo de maestros, orientadores o prefectos que no cuentan con un perfil profesional adecuado para detectar el problema de cada alumno con necesidades diferentes y darle la atención correspondiente.
Según Cabrera Hernández, la atención a personas con capacidades diferentes se da sólo de manera superficial y aunque en cada plantel de enseñanza secundaria se presenta un promedio de dos o hasta tres de estos casos, es necesario que se desarrollen programas específicos, de manera que los jóvenes logren avanzar en el aprendizaje y logren concluir sus estudios de manera satisfactoria, al igual que el resto de los escolares.
Necesidad
Hace falta un centro especial de atención para los alumnos de lento aprendizaje en el nivel de secundaria, toda vez que las acciones que se realizan no son suficientes para que estos jóvenes logren concluir sus estudios de manera satisfactoria.
Javier Escajeda Orozco, inspector de la Zona Escolar 502, consideró que para los muchachos que tienen algún impedimento físico o mental, seguir las 11 materias de que se conforman los programas de estudio en las secundarias suele representar un enorme reto que, de no recibir la atención adecuada, se les convierte en un obstáculo y optan por desertar.
Aunque son casos que se presentan en forma aislada, merecen ser tomados en cuenta por las autoridades educativas, pues de lo contrario se estarán cerrando las puertas para brindarles la oportunidad de que reciban por lo menos la educación básica que les pueda permitir, en el futuro, desempeñar algún oficio o continuar con su preparación profesional.
El trabajo que desarrollan las áreas que coordinan la educación especial es insuficiente, según expuso Javier Escajeda, puesto que se basa en tópicos relacionados con la violencia intrafamiliar y contra las adicciones, pero no va más allá.
