Riad, Arabia Saudita (EFE).- Tras veinte minutos de maniobras, el dueño de una gasolinera en la ciudad saudí de Yeda decidió llamar a la policía ante la extraña actitud de un supuesto empleado del ayuntamiento que a los mandos de una pala excavadora destrozaba un cajero automático.
"Llevaba la cara cubierta con un pañuelo y me dijo que trabajaba para el gobierno de la ciudad. Pero al rato me pareció muy sospechoso", explicó el testigo, de nacionalidad cingalesa, a quien cita el diario local Okaz.
El supuesto empleado, que en realidad era un ladrón, abandonó la pala excavadora y logró escapar cuando escuchó las sirenas de la policía.
Durante casi veinte minutos había tratado de desencajar un cajero automático incrustado en una pared del Banco Nacional de Comercio, sin que sonaran las alarmas y bajo la atenta mirada de los vecinos, que a la intempestiva hora de la noche en que ocurrieron los hechos se asomaron a los balcones por el estruendo.
"Fue el ruido lo que me llevó, al igual que a otros vecinos a la ventana. Era muy molesto, pero nunca creímos que estuviéramos viendo trabajar a un ladrón", confesó al mismo diario otro de los testigos, Mohamed al-Asiri.
"Con todo lo que ha ocurrido este año, esto era lo último que me faltaba por ver", se quejaba Al-Asiri, en referencia a la oleada de atentados terroristas que sacuden el país desde hace más de un año.
El fugado ladrón logró arrancar el cajero de la pared, se bajó del vehículo y trató de acceder al interior del cajero, momento en el que el empleado cingalés llamó a la policía.
