Jochib (México), (EFE).- Equipos de rescate que intentan sacar con vida a dos niños indígenas que cayeron en una profunda caverna luchaban por cuarto día contra lo accidentado de la cueva, la lluvia y las creencias de la población.
Los dos niños, de 5 y 6 años, cayeron en la gruta de unos 25 metros de profundidad pero con una abertura muy estrecha por la que no ha podido descender personal de rescate.
La gruta está en la comunidad Jochib, en el norteño municipio de Chilón, en el estado mexicano de Chiapas.
El comandante de la Cruz Roja Mexicana, Arturo Montero, quien encabeza la operación de rescate, dijo que es un día crucial para sacar de la caverna a los niños Pascual y Miguel Saraos Jiménez, pues llevan cuatro días atrapados sin agua ni alimentos.
Montero explicó que lo angosto del sitio les ha dificultado el rescate en el que participan médicos, espeleólogos y policías.
Con material propiedad de la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) el equipo de rescate ha ido ensanchando la cavidad para que les permita mayor posibilidad de llegar al fondo donde los niños están cercados por una roca.
Los especialistas han estudiado el interior de la caverna que forma una especie de herradura.
"Intuimos donde están, pero tenemos una incógnita en torno a en qué galería, y es que apenas cabe la cabeza del rescatista para ver por una grieta", dijo Montero.
Señaló que otra de las dificultades para que sus compañeros realicen su trabajo es la población que mantiene cercada la zona pues al principio había intentado detener el rescate.
Uno de los paramédicos dijo a la prensa que los indígenas, machete en mano, "no querían que nos acercáramos porque pensaban que estábamos sacando oro y no tierra para ampliar la zona".
"La creencia aquí es que la tierra se abrió y se los tragó", dijo un paramédico. Los indígenas realizaron una ceremonia para pedir a sus dioses que los niños quedarán en libertad.
Las fuertes lluvias que han caído en las últimas horas, causadas por un frente frío, y lo agreste del terreno han influido también para que los trabajos marchen con lentitud.
Según Miguel Saraos Luna, padre de los niños, cuando regresaba a su casa con sus hijos, no se dio cuenta en qué momento desaparecieron.
Algunos pobladores especulan que fue el mismo padre quien pidió a sus hijos que siguieran a un tepezcuintle (cerdo pequeño) al fondo del subterráneo donde quedaron atrapados.
Un helicóptero fue ubicado cerca del lugar para trasladar a los niños a un hospital en caso de que sean rescatados con vida.
