Torreón, Coah.- El sacerdote Francisco Goitia, integrante de Desarrollo Comunitario del Nazas, Asociación Civil, dijo que la intervención de organismos de defensa de los derechos humanos en el problema de contaminación por plomo de la empresa Peñoles, es con el propósito de abordar el tema de manera inteligente y en la búsqueda de una solución.
El presidente del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro de la Compañía de Jesús, David Velasco, estará en esta ciudad el mes próximo para reunirse en privado con personas de distintos sectores de la ciudadanía, quienes están interesadas en tratar este caso, sin pretensiones políticas ni mucho menos de “alborotar” a la comunidad.
Al decir de Francisco Goitia, el derecho a la vida es fundamental, por lo que la sociedad no se puede autocalificar como cristiana o católica si se permite que miles de niños estén resultando envenenados como consecuencia de las emisiones de plomo.
Refirió que por desgracia, el interés económico se ha impuesto y ha hecho que la compañía se mantenga en guardia ante cualquier intento por establecer los alcances reales del problema; “ha sido juez y parte al ofrecer recursos para el tratamiento de la población afectada y al afirmar que los niveles de contaminación se han reducido considerablemente”, según dijo.
El integrante de Desarrollo Comunitario del Nazas, AC manifestó que sin embargo, la salud de cerca de 23 mil menores está severamente deteriorada, pues de acuerdo con lo que le han manifestado los médicos interesados en el caso, el suministro de leche y vitaminas no ayuda en nada a superar este problema histórico en Torreón.
“En este caso creo que la producción más elevada de oro es a costa de la vida de los ciudadanos, pero no debe seguir ocurriendo pues quienes saben, afirman que loa contaminación en la ciudad ha alcanzado niveles intolerables”.
Hasta ahora, dijo, ha prevalecido la indiferencia de la sociedad ante un problema que no sólo afecta a los colonos de la Luis Echeverría, sino a la Región Lagunera en lo general si se toma en cuenta que la contaminación por la empresa metalúrgica está arraigada por más de 100 años y tardará otros miles en desaparecer.
