A raíz de que el alcalde Guillermo Anaya vuelve a poner en un primer nivel de atención el tema del estacionamiento público en el centro de la ciudad, surgen las opiniones al respecto. Destaca la de un empresario que asegura que en torno al proyecto de estacionamiento subterráneo en la Plaza de Armas existen “intereses obscuros”, lo que da mérito a un comentario sobre la orientación y dinámica del debate.
Torreón está urgido de superar rezagos ancestrales en materia de infraestructura urbana y uno de ellos corresponde al estacionamiento en el primer cuadro. Existe por otra parte una tendencia a oponerse a cuanta obra se sugiere, que genera un ambiente de confrontación entre los sectores sociales o de éstos en contra del Gobierno, lo que desde luego en nada ayuda al progreso de La Perla de La Laguna.
Es necesario evitar el lenguaje maniqueo según el cual los intereses son claros en la medida en que son propios y se califican de obscuros los que son ajenos. Se trate de dueños de inmuebles, comerciantes, organismos sociales o simples ciudadanos, los intereses particulares relacionados con cada propuesta de cualquiera obra de interés público, se presumen legítimos salvo acusación concreta y prueba en contrario.
Para que el debate sea productivo debe tener lugar en un marco de respeto, porque lo que se pretende es conciliar los intereses particulares con el bien común de la sociedad. En todo caso, la viabilidad práctica de cualquier proyecto que se discuta, depende de que coincidan en un solo esfuerzo las voluntades de gobernantes y gobernados y desde luego, los recursos económicos que lo hagan posible.