Los pleitos entre jovencitos de 13 y 16 años son cosa de todos los días.
TORREÓN, COAH.- La droga prolifera en los condominios Manhattan a la vista de las familias que habitan ahí. El pandillerismo es otro de los aspectos que afectan la tranquilidad de los pobladores.
Ubicados al oriente de la ciudad, los departamentos que parecen “palomares”, según la descripción de una de las vecinas albergan a personas con diversidad de estratos sociales.
“La educación tiene mucho que ver”, comenta Carmen Muñoz quien vive en Hacienda Santa Teresa lote número nueve.
Ella es trabajadora social y es madre de dos varones de nueve y 12 años. Comenta que se arrepiente de haber aceptado adquirir en esa área su vivienda. Nunca pensó que conviviría con familias con poco visión y formación que permiten a sus hijos andar de vagos, vender y consumir droga así como participar en riñas.
Margarita Salinas, profesora y vecina de Carmen añade que como madre de dos jovencitas, siempre está al pendiente de ellas, porque teme por su seguridad. Relata que gente de la colonia distribuye droga a diestra y siniestra.
“Uno sólo ve y calla por temor, pero eso es lo malo, que por miedo no hablamos y el problema va en ascenso”.
No hay día en que no se suscite un pleito. Carmen y Margarita explican que los grupos vandálicos los forman jovencitos de entre 13 y 16 años.
“Es que no tienen la mano dura de una madre o un padre que los guíe, dado que como en la mayoría de las familias, las cabezas principales están ocupadas en sus trabajos”.
La mayoría de los habitantes de los condominios Manhattan, cuyos edificios están todos pintarrajeados y destruidos, son personas que trabajan en maquiladoras.Por lo barato que resultó cada departamento, personas de extracción humilde -en su mayoría-, decidieron adquirirlos.
Carmen se mortifica porque eligió mal, piensa que no debió comprar casa en esa área donde todos los días tiene que librar mil batallas, “no hay duda de que lo barato sale caro”.
Desde los pleitos entre vecinas, vandalismo –integrado por jóvenes que al hacer una fechoría, que corren para esconderse en las escaleras que sirven de entrada a los departamentos del segundo y tercer piso- venta de droga, graffiti, música estruendosa y basura por doquier, es lo que tiene que soportar día con día.
Los fines de semana son cuando el lugar parece una verbena. Es cuando los hijos que pertenecen a familias como la de Carmen y Margarita están en peligro, ya que en las pocas veces que entra la policía los vándalos salen corriendo y sucede que detienen a la persona menos indicada,
“Corren se meten en la primer casa que encuentran abierta y como uno nunca les permite en pase, esos muchachos amenazan con hacer algo a nuestros hijos, por eso pienso que es mejor cambiar de residencia y en eso andamos mi esposo y yo”, expone la trabajadora social.
Más problemas...
A muchas situaciones están expuestas las personas que viven en los condominios Manhattan así como los vecinos de la colonia Merced.
· Continuamente los vidrios de las ventanas de sus casas las rompen los vándalos durante sus pleitos.
· Cuando pasa por un grupo de vagos, la gente recibe insultos y groserías.
· Tiran basura por donde quiera.
· Al tiempo que pintan un muro, los graffiteros hacen de las suyas.
· La droga se distribuye como bolsitas de semillas.
FUENTE: INVESTIGACIÓN DE EL SIGLO DE TORREÓN.