EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Médicos especialistas yerran en el diagnóstico del paciente al que aplican agresivo tratamiento que por poco le cuesta la vida. Creían que era cáncer invasivo del aparato digestivo y resultó ser gastritis aguda. El afectado ya interpuso su demanda penal en la que exige un millón 300 mil pesos por gastos y por presunta negligencia que ya es investigada por el Ministerio Público.
El inusitado hecho se originó cuando a fines del mes de abril de 2002, Arturo Wong Esquivel, de 76 años de edad, acudió a consulta con un médico internista a una clínica privada de esta ciudad. El motivo: Sufría de fuertes dolores y distensión abdominal que incluso le impedía caminar.
Según lo manifestado por el denunciante al Ministerio Público, para saber la causa del mal, el doctor Javier Palacios Saucedo ordenó una tomografía axial computarizada (TAC), que el paciente se realizó a la brevedad y cuya interpretación fue efectuada por el médico radiólogo, Rafael Hernández González.
Dicho especialista determinó que en el estudio existían dos imágenes compatibles con un cáncer con metástasis (invasivo) en aparato digestivo. A fin de ratificar el diagnóstico se indicó una biopsia (análisis de tejidos), misma que fue estudiada por la histopatóloga Elsa Zúñiga Galicia.
El resultado se confirmó. Era un adenocarcinoma invasor diseminado. El paciente fue desahuciado, puesto que todos los órganos del aparato digestivo estaban afectados por el cáncer, además del hígado. Sus días estaban contados.
Sin embargo, a fin de contar con la opinión de un cirujano, el doctor Palacios Saucedo canalizó a Arturo Wong Esquivel con el oncólogo Raúl Verano Moreno, quien luego de ver los resultados del TAC y biopsia, le comunicó que no había nada qué hacer, pues su organismo estaba invadido por el cáncer y la cirugía era inútil.
Este último médico le recomendó que acudiera con otro especialista, el doctor Ramón Arzoz Arvide, quien tras ver los mismos estudios (TAC y biopsia), comento que pudiera existir una oportunidad al aplicarle quimioterapia, por lo que luego de la consulta lo citó al día siguiente para iniciarla. Todo esto sin previa preparación, según consta en la denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).
Durante varias semanas se le dio este tipo de tratamiento a fin de atacar el feroz padecimiento que presumiblemente atentaba contra la vida del resignado septuagenario.
El alivio
Al ver que no había mejoría en su salud y sí por el contrario se deterioraba más y más, debido a lo agresivo de los medicamentos contra el cáncer, Arturo decidió practicarse una nueva biopsia en otro sitio y el resultado le cambió la vida. La fatal enfermedad que le había sido diagnosticada no existía. Sólo sufría de lo que se conoce comúnmente por gastritis aguda.
El paciente envió las muestras de tejido al Instituto Nacional de Cancerología, en Houston, Texas, donde tras analizarlas le enviaron los resultados que le indicaban que nunca padeció de cáncer y sí por el contrario de enfermedad ácido péptica.
Luego de conocer lo anterior, acudió con los médicos que le hicieron el mortal diagnóstico, reclamándoles su grave equivocación a la vez que les exigió el reembolso de todos los gastos realizados durante casi dos años de estudios y tratamientos, recibiendo un no como respuesta.
Por lo anterior y ante la reiterada negativa de los médicos que intervinieron durante el diagnóstico y tratamiento de su presunto mal incurable, decidió interponer una denuncia ante el Ministerio Público de Delitos contra la Vida y la Salud Personal.