La mayoría de las víctimas eran pobladores de Bagdad que hacían fila para solicitar trabajo.
EL PAÍS / AGENCIAS
BAGDAD, IRAK.- Quinientos kilos de explosivos hicieron temblar ayer el centro de Bagdad. Un suicida se llevó consigo al menos 15 vidas y dejó 40 heridos, incluido un soldado estadounidense en el atentado más sangriento desde el traspaso de soberanía.
El coche bomba arremetió contra el principal puesto de control de la zona verde, donde decenas de personas esperaban para entrar a sus trabajos o para solicitar un empleo. No está claro si había un objetivo o se trató de un ataque general contra quienes se relacionan con el nuevo Gobierno, pero la acción muestra que los más radicales no le conceden legitimidad.
“A las nueve y cuarto de esta mañana un vehículo entró en el carril de registro para pasar el control y entonces estalló”, explicaba más tarde un portavoz militar estadounidense. “Estamos convencidos de que se ha tratado de un suicida ya que el conductor no se ha bajado del vehículo”. Enseguida, los soldados acordonaban la zona. Numerosos blindados bloquearon las calles, mientras varios helicópteros atronaban a baja altura.
No les costó mucho llegar. La zona verde aún alberga varios cuarteles de las fuerzas norteamericanas, además de las embajadas de Estados Unidos y el Reino Unido, la sede del Gobierno transitorio y algunas empresas de contrataciones. Sin embargo, después del traspaso de soberanía se está sopesando su devolución, al menos parcial, a los iraquíes y ya hay áreas de las que han desaparecido las tropas estadounidenses.
“Es una agresión evidente contra los iraquíes y llevaremos a esos criminales ante la justicia”, declaró el primer ministro, Ayad Allawi, junto al cráter de dos metros de diámetro y uno de profundidad que quedó en el suelo. Allawi oyó la explosión desde su oficina, situada a menos de 500 metros del lugar del atentado, el mismo en el que el pasado 17 de mayo otro suicida mató a Ezedín Salim, el presidente de turno del Consejo de Gobierno.
El Primer Ministro confirmó la muerte de siete civiles y de tres guardias nacionales desplegados en el puesto de control. Un cuarto murió horas después. “La mayoría de las víctimas hacía cola para pedir un empleo”, señaló. En efecto, al tratarse de un día festivo, el aniversario del fin de la monarquía y la proclamación de la República en 1958, las oficinas gubernamentales estaban cerradas, pero no así la agencia que ofrece trabajos en los proyectos de reconstrucción.
Allawi atribuyó el atentado, el más grave desde que su Gobierno tomó las riendas de Irak el pasado 28 de junio, a una “venganza por la detención de delincuentes”, aunque no señaló quiénes serían los responsables. “Esto es terrorismo”, manifestó por su parte el presidente, Ghazi al Yawer. “Podría haber ocurrido en cualquier capital del mundo donde haya alguien lo suficientemente loco para conducir un coche cargado de dinamita”, añadió. Horas más tarde, el gobernador de la ciudad iraquí de Mosul, Osama Yusuf Kashmula, fue asesinado junto a dos de sus guardaespaldas, en un ataque en el que murieron también cuatro de sus agresores, anunció un portavoz del Gobierno, Hazem Jalaoui.
La emboscada fue tendida 110 kilómetros al sur de Mosul, en la región de Tlul al-Baj, en momentos en que el gobernador se trasladaba hacia Bagdad en un vehículo, informó la misma fuente.
“Los cuatro asaltantes a bordo de un vehículo abrieron fuego con armas automáticas contra el convoy del gobernador, matándolo a él y a dos de sus guardaespaldas. Los otros guardaespaldas respondieron y mataron a los cuatro agresores”, declaró Jalaoui.
“El cuerpo del gobernador y los de sus dos acompañantes fueron transportados al hospital de la ciudad de Baiji”, a unos 300 kilómetros al norte de Bagdad, agregó.
Kachmula, de 50 años, ex profesor en el instituto de Agronomía de la Universidad de Mosul, fue escogido por una Asamblea de Notables hace cuatro meses para ocupar el cargo de gobernador en lugar del general Ghanem Hussein, quien fue destituido por los estadounidenses.
Tras el anuncio del asesinato, el Gobierno decretó un toque de queda en la ciudad entre las 9:30 de la noche y las tres de la mañana. También se declaró el estado de alerta y las patrullas de policía fueron reforzadas.
Varios altos funcionarios han sido asesinados en Irak desde la formación del Gobierno interino del primer ministro Iyad Allawi. El último fue el director general del ministerio de Industria, Sabir Karim, muerto el martes en Bagdad por desconocidos.
Los miembros del Gobierno iraquí, al igual que la policía y el Ejército, son blanco continuo de los ataques de los grupos insurgentes en Irak, que los acusan de colaboracionismo con las fuerzas extranjeras destacadas en el país.
AUMENTA LA TENSIÓN, SE ACABA EL TIEMPO PARA SECUESTRADOS
El ultimátum de los secuestradores del ciudadano búlgaro Ivaylo Kepov en Irak concluyó ayer sin noticias sobre su suerte. No obstante, el anuncio la madrugada del martes del degüello de su compañero de infortunio, Georgi Lazov, mantenía en tensión a allegados y mediadores después de varias amenazas incumplidas en otros casos.
Un filipino y un egipcio también esperan que las negociaciones con sus captores den resultado. Del resto de los extranjeros secuestrados, hasta una decena, no han vuelto a tenerse noticias. El asesinato de Lazov, de 30 años, se conoció en la madrugada del martes y fue confirmado por su Gobierno. La cadena árabe Al Jazzera que recibió el video con el asesinato decidió no emitir las imágenes. El grupo que ha secuestrado a los dos camioneros búlgaros es uno de los más brutales que operan en Irak. Yamaat al Tauhid ual Yihad (Monoteísmo y Guerra Santa), vinculada al terrorista jordano Abu Musab al Zarqawi, ha decapitado a dos rehenes con anterioridad.
El grupo exige que Estados Unidos libere a todos los cinco mil 800 presos iraquíes en su poder. La delegación diplomática que Sofía ha enviado a Bagdad ya ha hecho saber que ellos no pueden satisfacer esa exigencia. Bulgaria tiene desplegado un contingente de 480 soldados en Kerbala.
Mientras tanto, el Gobierno de Filipinas anunció la retirada de sus tropas de Irak para así salvar la vida de Angelo de la Cruz, en una decisión que Estados Unidos ha calificado de “error”.
La decisión sigue a varios días de contradicciones en el seno del Ejecutivo e incluso al anuncio erróneo, el pasado sábado por parte de la titular de Trabajo, Patricia Santo Tomás, de que Angelo de la Cruz había sido liberado.
Una brigada del denominado Ejército Islámico de Irak secuestró a De la Cruz, de 46 años y padre de ocho hijos, la semana pasada cuando conducía un camión cargado de combustible hacia Arabia Saudí.
Los secuestradores amenazaron con asesinarle si las autoridades de Manila no retiraban sus tropas para el 20 de julio próximo.
Con el conductor búlgaro ascienden a trece los extranjeros asesinados en Irak por grupos terroristas que les habían secuestrado en diversas zonas del país a partir de comienzos del pasado mes de abril cuando empezaron estas prácticas.
Un tercer grupo, de identidad aún más oscura que los anteriores, ha dado 72 horas a una empresa saudí para que abandone Irak, tras solicitar un millón de dólares por uno de sus empleados, el egipcio Moahamed al Gharabaui.
