EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Jaque mate/1.7 billones

Sergio Sarmiento

“Un Gobierno no es legítimo simplemente porque existe”.

Jeanne Kirkpatrick

El Gobierno Federal gastará 1.744 billones de pesos en 2005. La cifra es tan grande que cuesta trabajo imaginarla. Los billones son magnitudes que rara vez manejamos en nuestro idioma. Un billón en español equivale a un millón de millones. No son los miles de millones del sistema estadounidense. Cada billón nuestro equivale a diez de los de nuestros vecinos del norte.

Un billón 744 mil millones de pesos es un gasto de 16,609 pesos por cada hombre, mujer y niño de nuestro país. Me queda claro que el Estado debe existir por muchas razones. Pero vale la pena preguntarse si realmente los mexicanos estamos recibiendo servicios del sector público federal equivalentes a ese monto por persona que se traduce en casi 75 mil pesos al año por familia. Para tener una idea de lo que nos cuesta toda la estructura gubernamental, por otra parte, a ese dinero habría que añadirle el que obtienen los municipios y los estados de impuestos como el predial y derechos diversos.

La idea de que éste es un dinero del Gobierno es, por supuesto, falsa. Ha sido promovida por los políticos para arrancar un agradecimiento a los ciudadanos por la supuesta generosidad gubernamental. En realidad ese dinero pertenece a los mexicanos, que lo aportamos a través de nuestros impuestos, de la operación de empresas que son nominalmente nuestras y de la contratación de deuda que nosotros tendremos que pagar.

Una pregunta que debemos hacernos hoy es si este dinero tiene un empleo más eficaz en las manos del Estado o si sería mejor simplemente entregarlo a los 105 millones de mexicanos para que cada uno lo utilice como quiera. Habrá quien se inquiete por esta sugerencia. Se supone que el Estado es indispensable. Pero ¿no estarían mejor las familias mexicanas si a cada una se le repartieran directamente esos 75 mil pesos?

Con nuestro dinero, claramente, se generan muchos empleos. Según el proyecto de Presupuesto de Egresos, la administración pública federal tiene en este 2004 un total de 2,884,323 plazas. Maestros, médicos, enfermeras, soldados y policías federales están representados en estas plazas. También están ahí los burócratas y de personal de intendencia que pululan en nuestros atestados edificios gubernamentales. Estas cifras se refieren sólo a la administración pública federal y no incluyen el personal de los Gobiernos estatales y municipales ni el de las instituciones autónomas como la UNAM.

Quizá sea siempre positivo que se generen empleos. Pero ¿qué tan productivos son los que tiene el Gobierno? Tenemos cerca de un millón de maestros en el sistema de instrucción pública y, sin embargo, quien puede pagar una educación privada lo hace debido a mala calidad de las instituciones gubernamentales. Tenemos centenas de miles de médicos, enfermeras y otro personal de salud, pero quien puede pagar un médico privado prefiere hacerlo. Tenemos decenas de miles de policías preventivos y judiciales, pero la inseguridad sigue campeando en el país mientras que la impunidad por delitos denunciados es superior al 95 por ciento.

Además, las cifras disponibles señalan que las pensiones de estos millones de trabajadores al servicio del Estado terminarán por comerse todo el presupuesto. Tan solo entre el año 2000 y el año 2005 el gasto del Gobierno Federal en pensiones de sus trabajadores ha aumentado en 31 por ciento: de 130,600 millones a 171,100 millones de pesos. A ese ritmo, en unas cuantas décadas todo lo que se pague de impuestos se irá al pago de las pensiones de los ex servidores públicos. Nada quedará para dar servicios a los gobernados.

Hay quien dice que el Gobierno es importante porque combate la pobreza a través del gasto público. Y, efectivamente, la experiencia en otros países nos señala que el gasto del Gobierno en educación, infraestructura y apoyos a los más necesitados puede ayudar a reducir la pobreza. Sólo que cuando se escarba un poco en las entrañas del aparato burocrático nacional se encuentra que el supuesto gasto social se desperdicia en buena medida en burocracia. Durante décadas los Gobiernos mexicanos han justificado su existencia por el supuesto combate a la pobreza. Pero todavía el 52 por ciento de los mexicanos vive en la pobreza y el 20 por ciento en la miseria más absoluta.

Me queda claro que es en estos tiempos modernos no se puede ya desmantelar el Estado. Pero por lo menos debemos estar conscientes de lo que nos cuesta: 1.744 billones de pesos en 2005, o sea, 16,609 pesos por cada hombre, mujer y niño de este país.

Niños héroes

Los nacionalistas siempre se molestan cuando se dice. Pero la verdad es que hay mucho más de mito que de verdad en la historia de los “Niños héroes” que hoy festejamos en nuestro país.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 109140

elsiglo.mx