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Jaque mate/El complot

Sergio Sarmiento

“Experiencia es el nombre

que los hombres dan a sus errores”.

Oscar Wildex

De nada le sirvió la experiencia previa. Si el presidente Vicente Fox pensó que Fidel Castro no se cobraría la nueva condena de México a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, se equivocó rotundamente. Ya Castro se vengó en una ocasión de la beligerancia de México contra Cuba al divulgar una grabación telefónica que demostraba que Fox había mentido cuando dijo que no le había pedido a Castro que se retirara de Monterrey para no incomodar al presidente estadounidense George W. Bush.

Ahora lo ha hecho no sólo devolviendo a Carlos Ahumada a México sin esperar un prolongado proceso de extradición, sino emitiendo un comunicado en el que señala que “Carlos Ahumada ha declarado que la operación realizada con empleo de los videos sobre corrupción difundidos en México fue calculada deliberadamente para alcanzar objetivos políticos y planificada con meses de antelación”.

Este comunicado es un golpe brutal para el presidente Vicente Fox y su Gobierno, los cuales han venido insistiendo en la falsedad de la versión del jefe de Gobierno de la capital, Andrés Manuel López Obrador, de que el escándalo de los videos es parte de un complejo complot que ha involucrado al Gobierno Federal mexicano, al Gobierno de los Estados Unidos, al senador panista Diego Fernández de Cevallos y al ex presidente Carlos Salinas de Gortari.

López Obrador puede ya estar satisfecho. Por inverosímil que haya parecido en un momento, la conspiración parece comprobada: por lo menos a ojos de los mexicanos comunes y corrientes. No sólo se ha demostrado que los videos de Gustavo Ponce filtrados a Televisa fueron grabados por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y entregados a la Secretaría de Hacienda, sino que se haya demostrado que Carlos Ahumada, quien presumiblemente filtró los videos de René Bejarano y Carlos Ímaz recibiendo dinero, tuvo contactos privilegiados con el senador Diego Fernández de Cevallos, con la Procuraduría General de Justicia y con el Cisen de la Secretaría de Gobernación.

Si antes le correspondía a López Obrador probar su aparentemente descabellada teoría del complot, la acumulación en las últimas semanas de información que la fortalece hace que la responsabilidad de desecharla le toque ahora al Gobierno Federal.

Fidel Castro, como suele hacer, ha jugado sus cartas de manera magistral. Para el Gobierno cubano el tema realmente de importancia era que México no votara en su contra en la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra. Ahumada era una carta fuerte para lograrlo. La cancillería mexicana, sin embargo, mantuvo su posición de condenar a Cuba considerando que no podía aceptar un “chantaje” del Gobierno cubano. Así que el voto de condena se aplicó, a pesar de que el portavoz de la Casa Blanca, Scott McLellan, había puesto a Fox en entredicho al anunciar que el Presidente de México había comprometido su voto en una llamada con el presidente estadounidense George W. Bush. Quizá el Gobierno mexicano pensó que Cuba simplemente demoraría el proceso de extradición de Ahumada. Pero la respuesta cubana fue peor. La deportación inmediata de Ahumada, acompañada de un comunicado en el que señalaba que el caso en contra del contratista era político y que Cuba no deseaba “inmiscuirse en los asuntos internos de México”, fue una bofetada al Gobierno de Fox. Las consecuencias políticas pueden ser realmente importantes.

No hay duda de que las esperanzas políticas de López Obrador sufrieron un fuerte golpe con la difusión de los videos de Gustavo Ponce en Las Vegas y Bejarano e Ímaz recibiendo dinero de Carlos Ahumada. Pero el daño bien puede revertírsele ahora al Gobierno de Fox y a su operador político, Santiago Creel. Si lo que queda en el inconsciente colectivo es que estas vergonzantes imágenes fueron planeadas con anticipación para alcanzar objetivos políticos, el impacto será completamente distinto al que se preveía. De momento todo parecería indicar que el Gobierno de Vicente Fox trató de montar una conspiración que eliminaría al principal rival de Creel en la lucha por la presidencia en 2006. Pero la principal víctima del complot puede ser el Gobierno que lo urdió.

Salinas y Castro

¿Por qué Fidel Castro siempre le ha dado la bienvenida a Carlos Salinas de Gortari en Cuba? Porque en el momento en que hubo presiones internacionales, me dijo hace años un funcionario cubano, “Salinas siempre se comportó con lealtad al pueblo cubano”. Fidel Castro es un animal político. Sus premios y castigos no se aplican por ideología sino como respuesta a retos y agravios prácticos. Y en este caso el mensaje al Gobierno de México había sido muy claro: no hay nada más importante para Cuba que el voto en Ginebra.

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sergiosarmiento@todito.com

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