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Jaque mate/Menguante dólar

Sergio Sarmiento

“Nadie recordaría al buen

samaritano si sólo hubiera tenido buenas intenciones. También tenía dinero”.

Margaret Thatcher

Durante décadas y en particular a partir de los acuerdos de Bretón Woods de 1944, el dólar ha sido la divisa del mundo. La enorme mayoría de los países la utiliza para sus reservas, mientras que las empresas la emplea para fijar o saldar los precios de sus productos en el mercado internacional.

Es verdad que el dólar ha tenido fluctuaciones importantes en su valor en el pasado. A algunos periodos de fortaleza le han seguido otros de debilidad. Pero hay algo distinto en la caída que hemos visto del dólar desde 2002. No sólo la profundidad del ajuste es mayor de lo normal; las causas son, también, más de fondo.

Por lo tanto es importante que nos preguntemos cuáles serán las consecuencias de la devaluación del dólar en el sistema monetario internacional.

El dinero, cabe recordar, se inventó por dos razones. La primera era tener una medida de valor para llevar a cabo transacciones comerciales; la segunda, contar con un instrumento que preservara el valor del ahorro.

Como bien sabemos los mexicanos, porque lo hemos sufrido en carne propia, cuando una moneda deja de proporcionar estas dos funciones empieza a ser rechazada por quienes deberían ser sus usuarios. Esto le pasó al peso mexicano en la década de 1980, cuando la inflación y las constantes devaluaciones lo despojaron de su función como medida de valor y como instrumento de ahorro. Los mexicanos empezamos pues a adoptar el dólar tanto para fijar el precio de algunos bienes (por ejemplo casas y automóviles) como para ahorrar.

La pregunta es si este rechazo ocurrirá también con el dólar de los Estados Unidos. Después de todo la divisa ha perdido casi el 40 por ciento de su valor frente al euro en los últimos tres años.

Al contrario de lo que ocurre en México, donde por la estrecha relación económica que tenemos con los Estados Unidos las devaluaciones tienen un impacto inmediato y dramático, la mayoría de los estadounidenses no se percatan realmente del efecto de una devaluación.

El porcentaje de la actividad económica estadounidense que está relacionado con el comercio exterior es relativamente pequeño en comparación con otros países. Esto en parte se debe a la enormidad del mercado interno de los Estados Unidos.

El problema es que, debido a su carácter de divisa internacional, el dólar no es ya únicamente una moneda para los estadounidenses. Países como México, China, Japón, Taiwán y muchos más hemos acumulado enormes cantidades dólares como una forma de ahorro en las reservas internacionales de nuestros bancos centrales. En México hace unos cuantos días rebasamos ya los 60 mil millones de dólares en reservas.

La política de mantener estos altos niveles de reservas en dólares parece cada vez más cuestionable. Para empezar el tener reservas equivale a dar un préstamo de bajo interés al Gobierno de los Estados Unidos y eso difícilmente es una prioridad si consideramos los escasos recursos con los que cuenta nuestro país.

Muchos más beneficios obtendríamos si ese dinero se empleara, por ejemplo, para retirar deuda pública, cuyo servicio es un lastre constante en las finanzas gubernamentales.

Las reservas ya no son ni siquiera un buen ahorro para los mexicanos. Estamos invirtiendo nuestros recursos en una moneda que, lejos de preservar su valor en el largo plazo, lo está perdiendo de forma constante.

Hay quien piensa que el dólar debe recuperar su vigor en un tiempo corto. Pero hay razones para dudarlo. El presidente George W. Bush, quien heredó un superávit de presupuesto de 200 mil millones de dólares, lo ha transformado en apenas cuatro años en un déficit de 500 mil millones de dólares. Estados Unidos, por otra parte, mantiene un déficit de cuenta corriente de 600 mil millones de dólares al año. Toda esta enorme cantidad de dólares está siendo inyectada a los mercados internacionales. No sorprende así la caída. Hay una enorme sobreoferta de dólares en el mundo.

El gran riesgo está en el futuro. Estados Unidos necesita dos mil millones de dólares al día para subsidiar su gasto. Los bancos centrales de todo el mundo tienen ya 3.5 billones de dólares en reservas. Si estas instituciones, las empresas y la gente común y corriente empiezan a abandonar el dólar, porque ya no les da una medida de valor que se mantenga con el tiempo, el resultado podría ser un desplome de la divisa estadounidense. Y esto podría generar una crisis económica internacional.

Polevnsky

Yeidkol Polevnsky es ya candidata del PRD al Gobierno del Estado de México. Pero sigue siendo vicepresidenta de Canacintra. Con esto parece violar la Ley de Cámaras Industriales, que señala que estas instituciones deben abstenerse de realizar actividades partidistas.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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