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Jaque mate/Pérdidas de Cintra

Sergio Sarmiento

“No desperdicies

y no te faltará”.

Proverbio inglés

La empresa Cintra perdió 2,125 millones de pesos el año pasado. En principio esto no debería afectarnos a la enorme mayoría de los mexicanos, ya que Cintra es -se supone- una empresa privada. Una de las razones por las que es útil tener empresas privadas es porque sus pérdidas las deben cubrir los accionistas. Pero el problema en este caso es que seremos los contribuyentes quienes carguemos con la deuda que genera esa pérdida ya que Cintra se encuentra en la cartera del IPAB.

No es éste el primer año en que Cintra pierde dinero. También registró números rojos en 2002 y en 2001. Lo peor de todo es que, a pesar de una evidente recuperación económica, y ciertamente de una mejor situación del mercado de la aviación comercial, es muy probable que este año vuelva a perder. Los precios de la turbosina y las primas de los seguros permanecen a niveles extraordinariamente altos e inciden fuertemente sobre la operación.

Cintra registra estas pérdidas a pesar de que tiene un virtual monopolio sobre el mercado de nuestro país. La empresa no sólo es dueña de Aeroméxico y Mexicana de Aviación, las dos mayores aerolíneas nacionales, sino también de un grupo de líneas pequeñas como Aerolitoral y Aeromar. Las aerolíneas nacionales, por otra parte, viven en un mercado protegido ya que no se permite a empresas extranjeras hacerles competencia en vuelos nacionales.

Los accionistas siempre pueden tomar la decisión de cerrar una empresa con pérdidas para proteger su patrimonio. Pero a nosotros los contribuyentes no se nos permite esta opción. Estamos obligados a seguir pagando las pérdidas de este monopolio. ¿Por qué? ¿Acaso las aerolíneas prestan un servicio indispensable para el país? Sin duda la aviación es importante, pero no para la mayoría de los mexicanos, aquellos que tienen menos recursos. Menos del cinco por ciento de la población de México utiliza los servicios de la aviación comercial porque muy pocos pueden pagar sus precios.

Si queremos encontrar un servicio esencial de transporte, uno que realmente beneficie al grueso de la población mexicana, tendríamos que volver la vista a los autobuses de pasajeros. ¿Pero se imagina usted cuál sería la reacción de los contribuyentes si se planteara la necesidad de usar más de dos mil millones de pesos del erario cada año para subsidiar a un monopolio de autobuses? Habría una tormenta política... y con razón.

Uno de los dogmas más absurdos que han asumido los políticos supuestamente nacionalistas en el mundo es que todo país debe tener su o sus propias aerolíneas. Es así como países africanos y centroamericanos han desarrollado sus propias líneas aéreas nacionales. En México nuestros políticos también han mantenido esta insistencia, la cual nos ha llevado a rescatar una y otra vez a empresas incapaces de mantener su rentabilidad a lo largo de períodos prolongados.

El IPAB debería optar por vender ya las aerolíneas a inversionistas privados o simplemente declararlas en bancarrota. ¿Significaría esto que nuestro país dejaría de tener servicios de aviación? Por supuesto que no, siempre y cuando de inmediato abriéramos los cielos a las aerolíneas de otros países. Hay quien piensa que esto sería insoportable para la soberanía nacional. Pero más insoportable es dedicar dos mil millones de pesos al año para subsidiar un servicio que sólo beneficia al cinco por ciento más rico de la población.

De hecho hay formas de abrir los cielos de México que podrían ser muy beneficiosas para nuestro país. Podríamos, por ejemplo, tener un acuerdo con Estados Unidos en el que ambos países accedieran a una política conjunta de cielos abiertos. Las aerolíneas mexicanas que no son rentables en el mercado mexicano bien podrían serlo en el norteamericano. Otra opción sería abrir unilateralmente nuestros cielos a las aerolíneas de Estados Unidos, pero pedir a cambio que nuestros pilotos, sobrecargos y mecánicos reciban permiso para trabajar en la Unión Americana. Ellos sí son muy competitivos: tienen altos niveles de capacitación, pero reciben salarios inferiores a los que prevalecen en nuestro vecino del norte.

Los políticos mexicanos, sin embargo, son demasiado miopes para entender las ventajas de una apertura como ésta. Ellos siguen reaccionando con fórmulas viejas y previsibles. Piensan que la solución a todos los problemas es arrojarles dinero de los contribuyentes. Y ésta es una de las razones por las que nuestro país sigue siendo tan pobre.

Héroes dictadores

¿Cuántos héroes de la libertad y la justicia social se han convertido en simples gobernantes autoritarios cuando han asumido el poder? Ahí está el caso de Jean-Bertrand Aristide en Haití. Pero hay muchos más que permanecen en el poder.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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