“No se sirven del pensamiento más que
para justificar sus injusticias.”
Voltaire
La prescripción de un delito es la extinción de la acción penal y de las sanciones debido al transcurso del tiempo. Según el artículo 105 del Código Penal Federal, “la acción penal prescribirá en un plazo igual al término medio aritmético de la pena privativa de libertad que señala la Ley para el delito del que se trate, pero en ningún caso será menor de tres años”.
Esto es lo que dice la Ley. El juez segundo de lo penal, José César Flores, quien revisó la consignación del ex presidente Luis Echeverría y de otros diez de sus colaboradores y decidió no obsequiar una orden de aprehensión, no hizo más que acatar lo que señala este artículo.
En los homicidios perpetrados el diez de junio de 1971 podía considerarse una pena carcelaria de entre 20 y 40 años, por lo que el término medio aritmético expiraba el diez de junio del 2001. Nos podrá gustar o no que los presuntos responsables de un crimen queden libres. Podremos considerar, como lo ha dicho Manuel Espino, el secretario general del PAN, que Echeverría y sus colaboradores han quedado libres por un legalismo pero que son realmente homicidas. Lo que no podemos es cuestionar la integridad de un juez porque juzga conforme a la Ley.
Los grupos políticos que hoy se quejan de la prescripción de los homicidios cometidos el diez de junio de 1971 están sufriendo la misma frustración que muchos mexicanos comunes y corrientes han padecido por la prescripción de los homicidios de sus seres queridos. Dígale usted a un padre cuyo hijo fue asesinado que ya no se puede hacer nada contra el criminal -aunque éste divulgue a los cuatro vientos su responsabilidad— porque ya transcurrió el lapso de prescripción y entenderá por qué tantos mexicanos están convencidos de que en nuestro país realmente no hay justicia. El chico que perdió la vida por homicidio no la recuperará nunca y por eso la prescripción parece una burla a los familiares de la víctima.
El fracaso de la Fiscalía Especial para Movimientos Políticos del Pasado para procesar a Echeverría y a sus colaboradores por la matanza del diez de junio de 1971 debería obligarnos como sociedad a derogar la prescripción de cuando menos el homicidio doloso, ése que se lleva a cabo con intención y con dolo.
Que no nos digan las buenas conciencias que eso no se puede hacer: que por “humanidad” debe haber un momento en el futuro en que se deje en paz al criminal en caso de que no se le haya atrapado. Ya el genocidio es un delito que no tiene prescripción. Y como hemos visto en la consignación que hizo el fiscal especial Ignacio Carrillo Prieto en el caso de Echeverría, quienes están involucrados en la política están buscando darle al término “genocidio” el sentido de “asesinato político”.
Pero ¿por qué deben ser los políticos distintos a los mexicanos comunes y corrientes? ¿Por qué debemos aceptar que no haya prescripción del homicidio cuando las víctimas son manifestantes o miembros de un grupo político pero sí cuando el muerto es simplemente el hijo de un ciudadano común y corriente?
Entiendo la rabia de los activistas políticos ante el rechazo de la justicia a procesar por prescripción del delito a los responsables de los homicidios del diez de junio de 1971. Después de todo, los chicos que murieron aquel jueves de Corpus no recuperaron la vida a los 30 años de la matanza. ¿Por qué habría que perdonar a quienes presuntamente ordenaron el ataque en contra de una manifestación pacífica? Pero lo mismo puede decir cualquier padre de familia cuando se percata de que, una vez transcurrido “el término medio aritmético de la pena privativa de libertad” por el homicidio de su hijo, ya la justicia no puede hacer nada en contra de quien o quienes cometieron el crimen.
Ni legal ni moralmente podemos cambiar la aplicación de la Ley en hechos que ya ocurrieron. El artículo 14 de nuestra Constitución prohíbe la aplicación retroactiva de la Ley; y qué bueno que lo haga, porque ninguna sociedad puede vivir tranquila si no sabe a qué leyes está sujeta.
Pero sí podemos tomar medidas para evitar que quienes en el futuro despojen dolosamente de la vida a un ser humano se acojan a la prescripción del delito. Eliminemos la figura de prescripción en el homicidio doloso. Pero no lo hagamos nada más para quienes participen en movimientos políticos, sino para todos.
Justicia
Hoy Andrés Manuel López Obrador afirma que la decisión del juez en el caso Echeverría rebaja y envilece al Poder Judicial. Pero cuando la Suprema Corte de Justicia le dio la razón en su controversia constitucional 33/2003 y determinó que el delito de desaparición forzada es permanente, el Jefe del Gobierno del Distrito Federal no dijo que la justicia estuviera rebajada y envilecida.
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